PARÍS. De héroe de la Bastilla a personaje de apenas 13% de popularidad en Francia. François Hollande ha malgastado la confianza de los franceses y al parecer del mismo Parlamento. El Consejo Constitucional de Francia validó una ley, que antes había sido aprobada por el Parlamento, que abre la posibilidad de la destitución de un Presidente del país.

 

Los jueces de la Corte Constitucional, que preside un ex ministro conservador, anunciaron a través de un comunicado que la ley de destitución presidencial adoptada por las dos cámaras del parlamento francés es conforme a la Constitución del país.

 

La ley, de carácter “orgánico” por su importancia, prevé que un jefe de Estado de Francia pueda ser destituido por decisión de las dos cámaras parlamentarias del país: la Asamblea Nacional y el Senado.

 

La normativa prevé las condiciones en las cuales un presidente puede ser destituido por el voto de las dos cámaras parlamentarias, entre las cuales figura el faltar a sus deberes como presidente o cometer un crimen, lo que anularía su inmunidad.

 

La Constitución francesa ya contemplaba, en su artículo 68, la posibilidad de que diputados y senadores pudieran iniciar un proceso de destitución del Jefe del Estado, pero no el reglamento con precisiones de en qué situaciones y sobre la manera de proceder.

 

La ley fue aprobada al cumplirse los dos años y medio de gobierno del presidente socialista Francois Hollande, quien, de acuerdo con las encuestas, es el presidente más impopular de los últimos 60 años en Francia, con menos del 30% de aprobación.

 

En la actualidad la derecha francesa tiene la mayoría en el Senado, pero no en la Asamblea Nacional, cámara de diputados, en la que el partido socialista del presidente y fuerzas de izquierda afines tienen la mayoría de curules.