Renaud Lavillenie, campeón olímpico en Londres 2012, es el zar del salto de garrocha o pértiga tras haber roto el récord del mundial que estuvo invicto por 21 años, en una temporada en la que además logró el título de campeón de Europa, la Copa Continental y su quinta Diamond Race.

 

Y este viernes se le reconoció como el deportista del año por la Federación Internacional de Atletismo.

 

Lavillenie es el primer atleta francés que obtiene este reconocimiento, que se empezó a dar en 1988. Sucede al velocista jamaicano Usain Bolt, el mejor del año los últimos tres años.

 

En 2014, el francés de 28 años ganó 22 de las 23 competencias en las que tomó parte.

 

Lavillenie superó el récord impuesto por Sergei Bubka, al saltar 6.16 metros en febrero pasado, en Donetsk, Ucrania. Ahora sólo le queda por alcanzar el título mundial al aire libre.

Lavillenie_record_EFE

 

En su haber quedará ser reconocido en 2014 por hacer el mejor salto de la historia ya sea en pista cubierta o al aire libre, lo que le concede la supremacía total. Bubka tenía el récord “de invierno” en 6.15 y el de verano en 6.14.

 

Entre otros de los reconocimientos que la carrera de Lavillenie suma es ser cinco veces campeón de Europa, tres en pista cubierta y dos al aire libre. Y además de la gloria olímpica, fue subcampeón del mundo en Moscú 2013.

 

El abuelo del nuevo plusmarquista, Jean, era un apasionado de la pértiga. Su padre, Gilles, llegó a ser un atleta amateur de nivel mediano con la garrocha. La tercera generación, Renaud, ha colmado todos los anhelos familiares. Nacido el 18 de septiembre de 1986 en Barbezieux-Saint-Hilaire, en la región francesa de Poitou-Charentes del distrito de Cognac, Lavillenie aprendió desde niño los rudimentos de la pértiga, juguete preferido que compartió con su hermano menor, Valentín.

 

Con Renaud, la acreditada escuela francesa de pértiga ha encontrado a su más ilustre discípulo. A lo largo de la era IAAF, desde 1912, le precedieron como plusmarquistas mundiales sus compatriotas Thierry Vigneron (5,75 en 1980, recuperó el récord tres veces), Philippe Houvion (5,77 el mismo año) y Pierre Quinon (5,82 en 1983).

Lavillenie venía anunciando el récord desde hace dos temporadas, familiarizándose con el listón en 6,16 metros, y su visita a Donetsk, donde Bubka le recibió esta semana con honores de plusmarquista, ha obrado el prodigio: 6,16 al primer intento. El récord mundial caía después de 21 años.

 

El nuevo zar de la pértiga prepara sus campañas invernales en el clima tropical de la Isla Reunión, en el océano Índico, donde trabaja al aire libre.

 

Esta temporada, en su primera competencia al llegar a Europa, la víspera de Nochebuena, se descolgó con una marca de 5.93 en Aulnay-sous-Bois. A finales de enero superó los 6.04 metros en Rouen y 6.08 en Bydgoszcz, Polonia, y además con un amplio hueco entre su cuerpo y el listón.

 

Nadie se interponía ya, en el ranking de todos los tiempos, entre él y Bubka. Y el récord, finalmente, llegó ante los ojos del propio exzar de la pértiga.

 

Renunció a participar en los Mundiales en pista cubierta de Sopot (Polonia) por culpa de una pequeña lesión en el pie derecho que sufrió en su intento sobre 6.21. En consecuencia no pudo defender su título de campeón mundial en pista cubierta, en el torneo que se disputó en marzo.

 

Pese a no ser demasiado rápido (11.04 en 100 metros) Lavillenie ataca con una gran velocidad la batida -casi 10 metros por segundo- para lograr que la pértiga, al cabo de una aproximación de 40 metros, lo catapulte por encima del listón.

 

Según datos del técnico y juez Joan Pelayo, Renaud agarra la pértiga a 5.10 metros. “Su excelente velocidad le hace aprovechar el efecto catapulta con su liviano peso de 69 kilos. No es muy alto (1.77) y puede que sea el secreto de su gran velocidad. Su marca en 100 metros es floja (11.04), pero la pérdida de velocidad que tiene corriendo con la pértiga en la mano es pequeña”, explica.

 

“La escuela francesa”, señala Pelayo, “es la más técnica, la más trabajada, con unos saltadores con unas grandes condiciones (muchos de ellos excelentes gimnastas). Houvion, Vigneron, Quinon o Collet fueron claros ejemplos de ello y a veces esa confianza en su técnica les hace empezar alto y realizar tres nulos en competición”.

 

La pértiga no agota el afán aventurero de Lavillenie, que ha probado suerte en pruebas combinadas, ha saltado en parapente y ha participado en las 24 horas de Le Mans en moto. En el atletismo ya lo tiene casi todo. Le falta el título mundial que estuvo a punto de conseguir en Moscú. Pero puede ser que lo logre el año próximo en el Nido de Pekín. (Con información de AP y EFE)