El Ejército de Estados Unidos prueba con éxito un nuevo sistema para que los reclutas carguen baterías mediante placas fotovoltaicas en la mochila y el casco y con dispositivos que generan energía con el movimiento durante la marcha.

 

El cine nos ha mostrado decenas de veces un pelotón de soldados, comandados por un rudo sargento, corriendo o marchando bajo un sol de justicia. Ese entrenamiento o una misión real sobre el terreno pueden tener una función adicional, generar y almacenar energía que luego pueda tener variados usos en el campo de batalla.

 

Investigadores del Centro Natick de Investigación, Ingeniería y Desarrollo Militar (NSRDEC en sus siglas en inglés) informó esta semana de la prueba de campo llevada a cabo en unas maniobras organizadas el pasado mes de septiembre en Fort Benning, Georgia, en las que equiparon a los soldados de infantería con varios dispositivos que eliminan la actual necesidad de acarrear con baterías extra.

 

El objetivo es proveer de energía a sistemas como las comunicaciones, los sensores o los señalizadores de posicionamiento gracias a tecnología que se basa en forrar de paneles fotovoltaicos MC-10 en el casco y la mochila. Se trata de unos paneles flexibles fabricados con cristales de arseniuro de galio que permiten integrar esta tecnología con la ropa militar. Con el sol incidiendo directamente sobre ellos, los paneles de la mochila pueden generar unos 10 vatios y los del casco 7.

 

Energía cinética

 

Pero no sólo se trata del empleo de la energía solar. Otras estrategias que fueron puestas a prueba durante las maniobras buscan un rendimiento todavía mayor derivado de la energía que pueda producir una persona con su simple movimiento. En este sentido, surgen dos tecnologías para aprovechar esa energía cinética. Por una parte, la mochila que porta el soldado está provista de un mecanismo de piñón y cremallera fijado a la estructura de la misma y a su vez conectado a un minigenerador. Cada vez que la pesada carga oscila verticalmente con cada paso que da el militar se activa el generador con una capacidad final de unos 16 a 22 vatios cuando el individuo camina y de 22 hasta 40 si se pone a correr.
En las piernas, el soldado “energético” lleva una estructura focalizada en la articulación de la rodilla que sube y baja con el movimiento de flexión y extensión de la pierna habitual en el desplazamiento bípedo. Mediante un software de control, el sensor de la rodilla analiza la zancada del soldado y conserva la energía durante la fase de la marcha en la que se produce carga negativa sobre los músculos. Esto se traduce en una menor actividad metabólica del soldado cuando está descendiendo por el terreno frente a un compañero que no esté equipado con esta tecnología.

 

casco
Uno de los participantes en las maniobras, el sargento de primera clase, Arthur C. Jones, declaró a la revista Army Technology Magazine que “mi impresión inicial es que este sistema resuelve la necesidad de obtener energía instantánea en un amplio rango de misiones cuando no es posible acceder a los métodos tradicionales de suministro eléctrico”.

 

Según han explicado desde el NSRDEC, una vez probada la tecnología, el siguiente paso que se debe dar es integrarla con el actual Sistema Integrado de Datos de Energía del Soldado para distribuir la energía producida entre todos los dispositivos tecnológicos que porta el recluta.