Con un concepto y un estilo que le permite ser auténtica, la artista Lourdes Villagómez comienza a ganarse un lugar en las galerías de México y otras ciudades del mundo. Colores vivos y mezclados en pequeños trazos perfectos, forman retratos, calaveras y conceptos mexicanos que dejan a la vista satisfecha.
De gustos musicales amplios, desde la ópera a la bachata, pasando por el rock mexicano, la artista mexicana descubrió lejos de su país que su pasión por su cultura y sus raíces son su sello, y en el pincel mojado en acrílico la herramienta perfecta para firmarlo.
En entrevista para 24 HORAS en su estudio se describe como una mujer familiar a la que prefiere el color turquesa sobre otros, que de vez en vez anda en patineta, que comienza coleccionar arte y cuyo hobbie es pintar.
Ver con detenimiento su obra es sumergirse en una intrincada y divertida combinación. Y si uno observa con atención detectará corazones y calaveras, está ultima representa la muerte, a la izquierda del espectador si la persona retratada ha muerto y a la derecha si aún vive.
¿Cómo se definió tu técnica?
En la maestría que estudié en Italia, de pintura y dibujo, tuve la oportunidad de conocer varias técnicas. Era una maestría de tiempo completo de puras técnicas de pintura; ahí fui seleccionando la que más me gustó, que es el acrílico. Pasé por varias, óleo, acuarela, sangrita, carbón. Cada quien iba identificando lo que quería hacer y yo me fui con el acrílico y a partir de ahí empecé a desarrollar mi estilo, que es entre cubista, un poco geométrico y también un poco pop.