La presión social, desde la ejercida en redes sociales hasta la de miles de ciudadanos que salieron a las calles en México y otras partes del mundo, obligaron al gobierno federal a aceptar que después del caso Iguala, “México necesita cambiar”, reconoció ayer el presidente Enrique Peña Nieto.
Al presentar el decálogo por Un México en Paz con Justicia y Desarrollo, el mandatario consideró que la consiga de Todos Somos Ayotzinapa -utilizada en redes sociales como Twitter y Facebook, así como en las calles del país, para exigir justicia por los 43 estudiantes normalistas desaparecidos- representa “ese dolor colectivo, es ejemplo de que somos una nación que se une y se solidariza en momentos de dificultad (…) y es un llamado a seguir transformando a México”.
Desde Palacio Nacional, donde acudió la élite política y empresarial, dijo que la desaparición de los 43 normalistas es un punto de partida para hacer cambios de fondo y enfrentar los “rezagos” de México en combate a la impunidad y la debilidad del Estado ante el crimen organizado.
Para Peña Nieto, “las personas que han salido a las calles, en México y en distintas partes del mundo; las expresiones de solidaridad con los estudiantes de Ayotzinapa, de artistas, intelectuales y deportistas; las miles de inconformidades difundidas en redes sociales, así como las opiniones de articulistas y columnistas, todas coinciden en un punto fundamental: que México no puede seguir así”.
Ante el descontento social, manifestó, que “como un mexicano más, me sumo al clamor ciudadano que exige justicia, y como Presidente de la República, y dejo de manera muy enfática, asumo la responsabilidad de encabezar todos los esfuerzos necesarios para liberar a México de la criminalidad, para combatir la corrupción y la impunidad”.
El jefe del Ejecutivo convocó a la ciudadanía, que ha salido a manifestarse, a la concordia porque, apuntó, “es momento de construir, no para destruir; es momento de unir, no para dividir. Es momento de fortalecer nuestras instituciones, no para debilitarlas; es momento de pensar en soluciones y de trabajar por México”.
En un contexto donde las protestas sociales en estados como Guerrero, Oaxaca y Chiapas han derivado en actos convulsos como la quema de edificios públicos y ataque a empresas privadas, el Presidente afirmó que “como sociedad, debemos tener la capacidad de encauzar nuestro dolor e indignación hacia propósitos constructivos”.
Reiteró que el “dolor que siente el país, tampoco es justificación para recurrir a la violencia o al vandalismo. No se puede exigir justicia violando la ley”.
Consideró que la tragedia de Iguala ha puesto a prueba a su gobierno y a la nación, “frente a ello, los mexicanos no podemos caer en el pesimismo, ni abandonar nuestra esperanza de un mejor futuro”.
Para que ocurriera la desaparición de los estudiantes, apuntó, “se combinaron condiciones inaceptables de debilidad institucional”, que, aceptó, se han replicado en otros municipios, por lo cual, presentó un decálogo de acciones con el fin de combatir la impunidad.
Pese a que “seguirán existiendo obstáculos y resistencias” el mandatario convocó a “avanzar por esa ruta y a que continuemos impulsando los cambios de fondo que requiere el país, para cerrarle el paso a la criminalidad, la corrupción y la impunidad”.