No necesitaron pretexto, jóvenes encapuchados atacaron bancos, monumentos, negocios y hasta realizaron una fogata en pleno Paseo de la Reforma; nuevamente mancharon una protesta pacífica.
Llegaron con una estrategia definida. No iban en un grupo sino en células de tres a cinco jóvenes que eran custodiados por dos personas que se identificaban como “prensa” y que confrontaban a quienes tomaban fotografías de los actos vandálicos.
Al finalizar el mitin había unos 40 encapuchados aislados. Sin embargo, un grupo de aproximadamente 100 personas, entre hombres y mujeres, avanzaron sobre la calle de Florencia armados con piedras, palos, tubos y cohetones.
En su avance atacaron bancos, monumentos y comercios, rompieron vidrios e hicieron pintas. Su avance se detuvo en Génova, pues un grupo de granaderos del DF y policías federales había salido desde la calle de Niza para interceptarlos. Ahí se dieron breves confrontaciones.
Algunos contingentes de manifestantes empezaron a retirarse, otros llamaron a la paz y comenzaron a cantar el Himno, pero de nada sirvió.
Los policías buscaron encapsular a los encapuchados, pero en la confusión terminaron por retener en las afueras del Senado, por unos 20 minutos, a personas ajenas a las agresiones, tiempo que aprovecharon la mayoría de los agresores para dispersarse.
Durante el caos, algunas personas fueron atendidas por paramédicos y se habló de personas detenidas. Hasta el cierre de esta edición no hubo datos oficiales sobre esto.
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