Joaquín Moya y María Benítez, creadores de Clos de Tres Cantos, presentaron recientemente sus vinos emblemáticos: Resilencia, Noesis, Nada y Duda, en el marco de una degustación armonizada con la cocina del chef Alfredo Chávez, del restaurante Kaah Siis.
“Nos unió el gusto por compartir. Comenzamos compartiendo la cocina, los libros, las tertulias y, por supuesto, el vino. Así surgió la idea de construir una vinícola y de crear una bodega monasterio donde los visitantes vivan una experiencia a través de los sentidos y vuelvan a apreciar los sencillos placeres de la vida”, advierte María Benítez.
“Quisimos construir un lugar ideal para conversar, un espacio para la meditación, para la relajación, para la lectura, para la tertulia, para las labores del campo y de la bodega. Se trata de un espacio para la transferencia del conocimiento, para dejar volar la imaginación y donde
La propuesta, indica el enólogo oriundo de Guadalajara, es también incrementar la oferta educativa de la zona, a través de sinergias con las universidades y con la implementación de cursos relacionados con las áreas de oportunidad y necesidades del Valle, creando un lugar que posicione la asociación civil Ethos y Logos como espacio de oportunidades donde los jóvenes de la región puedan aprender aspectos con el arte de elaborar barricas, degustar vinos y la preparación de deliciosos platillos.
Resalta que todo está desarrollado “bajo un concepto totalmente sustentable, para dejar un legado que nos enorgullezca a nosotros y a las futuras generaciones. Trabajamos a partir de
“Queremos que el impacto del proyecto sea NetZero. Para ello estamos trabajando en cuatro aspectos fundamentales: medioambiental, cultural, social y económico. En el primer rubro, partimos de conceptos como la construcción de la bodega bajo el Código Internacional de Construcción Verde, con materiales locales como piedra laja de La Misión, así como con botellas recicladas. Está diseñada para tomar ventaja del clima y de la luz, y para que siga un proceso de producción LEAN.
“En el aspecto cultural, trabajamos en la educación y en fomentar la participación de la gente local y su diversidad cultural; en el plano social, buscamos facilitar el desarrollo de la gente que participa con nosotros e incrementar las oportunidades de crecimiento dentro de la vinícola. En lo que se refiere al segmento económico, nuestro interés es mantener un crecimiento sostenido y con utilidades a largo plazo que permitan dejar un legado a las futuras generaciones”, subraya Joaquín Moya.