Vicente Leñero fue despedido tal cual lo hubiera deseado: con una ceremonia sencilla y alejada de los reflectores mediáticos, acompañado por parte de su familia, sus más entrañables amigos y colegas, rodeado de flores blancas y cobijado por el majestuoso palacio de Bellas Artes.

 

Cerca del mediodía, las cenizas del periodista, dramaturgo, guionista y novelista (fallecido el miércoles a los 81 años) arribaron al vestíbulo de Bellas Artes, ya lo esperaban una centena de personas, en su mayoría protagonistas de las letras y el periodismo mexicano, como Carmen Aristegui, Marta Lamas, Eduardo Lizalde, Adolfo Castañón, entre otros.

 

Mientras el cuarteto de cuerdas de Coyocán interpretaba música clásica, los asistentes, en silencio, hacían guardias en honor de Leñero.

 

A ratos la solemnidad era interrumpida por grupos de turistas que paseaban a los lados del vestíbulo. En Bellas Artes se permitió que a la par del homenaje, las salas del museo estuvieran abiertas al público.

 

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