A menos de un mes de la entrada en vigor del sistema penal acusatorio en la Ciudad de México, el presidente del Supremo Tribunal de Justicia del DF, Édgar Elías Azar, advirtió nuevamente que sin el presupuesto suficiente no se podrá garantizar la aplicación adecuada de la oralidad.
Durante su séptimo informe de gestiones, el magistrado dijo ante el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa, que sin los recursos suficientes no se puede garantizar la buena aplicación de los juicios orales en el DF para el 2015, como se tienen comprometidos.
“La reforma constitucional en materia penal es, quizá, la que hace más evidente esta realidad; sin esta actualización de los esquemas presupuestales y financieros de los tribunales, el sistema penal acusatorio, no tengo ninguna duda en afirmarlo, se tropezará indefectiblemente con tribunales escasos de recursos y pronto, muy pronto, veremos su fracaso”, volvió a vaticinar el magistrado.
Reiteró sobre la necesidad de la autonomía financiera para el poder judicial local para garantizar la autonomía legal y libertad para juzgar equilibradamente.
“Se pierde autonomía cuando las cuando las circunstancias políticas o los criterios de oportunidad pueden afectar el presupuesto de una institución. No hay autonomía legal donde no existe independencia financiera; no hay libertad para juzgar donde existe la necesidad permanente de negociar con actores políticos de todo tipo los recursos mínimos que se necesitan para cumplir con nuestro compromiso hacia los justiciables”, afirmó.
Detalló que el TSJDF recibió 456 mil 838 expedientes durante 2014, de los cuales 305 mil corresponden a primera instancia, lo que representa un incremento de 3.1% comparado con 2013.
Anunció parte de los proyectos del TSJDF, entre ellos, la construcción de los edificios en los reclusorios preventivos Norte, Oriente, Sur y Santa Martha y los juzgados en materia de justicia para adolescentes, así como las Salas Civiles y la Escuela Nacional para Jueces.
Elías Azar apuntó que contar con leyes y paradigmas nuevos de justicia, pero llevados a cuestas por anacrónicos y rezagados órganos de participación de justicia, no logra el cometido y la encomienda y tampoco alcanza para resolver las metas impuestas.
“La labor judicial es interpretativa y creadora no mecánica. Lejos están los tiempos en los que se concebía al juez como un autómata aplicador de reglas técnicas. Hoy es un garante y defensor de los derechos humanos y custodio de la Constitución y los tratados internacionales. Hoy lo procesal se fusiona con lo sustantivo en una decisión que tutela bienes sociales e institucionales”, subrayó.