WASHINGTON. Ashton Carter, postulado como secretario de Defensa de Estados Unidos por el presidente Barack Obama, es un intelectual brillante y un eficiente tecnócrata que ha trabajado con discreción en el Pentágono, y que ahora tendrá que asumir una de las tareas más difíciles de su carrera: enfrentarse a los yihadistas del Estado Islámico (EI).

 

Carter no ha servido en las filas estadounidenses como algunos de sus predecesores, pero conoce bien el Pentágono, fue subsecretario del Departamento de Defensa entre octubre de 2011 y 2013, periodo en el que trabajó dos años a las órdenes del secretario León Panetta y uno con Chuck Hagel, a quien sustituye.

 

El postulado dejó su cargo en diciembre del año pasado por motivos que no especificó. En su carta de renuncia simplemente señaló que había “llegado el momento” de irse, aunque está en entredicho su relación con Hagel, quien le adelantó para el puesto de secretario de Defensa a principios de 2013, algo que no encajó bien.

 

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EU, el general Martin Dempsey, se refirió a Carter durante su ceremonia de despedida como “una de las figuras más importantes y menos conocidas en Washington, que trabajó sin el glamour o la fama, en segundo plano, para asegurarse de que a través de una buena gestión, sentido común y disciplina somos una organización que continúa adaptándose”.

 

Quienes lo conocen coinciden en calificarlo de eficiente, resolutivo y brillante.

 

Experto en política y en el manejo de la burocracia, Carter tendrá que demostrar su capacidad para liderar la lucha contra el Estado Islámico que ha emprendido la Casa Blanca, que prevé también aumentar su papel en el guerra civil Siria.

 

Anteriormente fue subsecretario para Adquisiciones, Tecnología y Logística (2009-2011), a cargo de las compras de armamento, y ayudó a acelerar el envío de armas y vehículos blindados para proteger a las tropas en Irak y Afganistán.

 

Durante el Gobierno del presidente demócrata Bill Clinton fue secretario adjunto de Política de Seguridad Internacional del Departamento de Defensa (1990-1993).

 

Su especialidad es el control de armas nucleares, un área en la que ha trabajado tanto dentro como fuera de la administración en numerosos estudios analizando cómo contener su expansión y cómo debería estar preparado Estados Unidos.

 

Aunque no ha llevado uniforme es conocido entre la tropa por sus múltiples viajes a Afganistán y sus visitas -no publicitadas- al hospital militar Walter Reed, en Bethesda (Maryland).

 

Además, en los pasillos del Pentágono es recordado por el gesto que tuvo al devolver un quinto de su sueldo en solidaridad con los recortes de jornada y salario que sufrieron los empleados civiles en 2013.

 

Tanto republicanos como demócratas alaban su trabajo concienzudo y su sobresaliente capacidad intelectual, que le ha hecho ganarse el calificativo de “empollón” en su círculo más cercano.

 

Cuando comenzó a barajarse su nombre entre los posibles nominados el senador demócrata Carl Levin, presidente del comité de Fuerzas Armadas señaló que sería un candidato “fantástico, muy bien cualificado”, mientras que el republicano John McCain, miembro del mismo comité, consideró que sería una elección “no controvertida”.

 

Licenciado en Física e Historia Medieval por la Universidad de Yale, summa cum laude, es autor de una tesina sobre los monjes del siglo XII en Flandes, dos áreas que “no tienen ninguna relación entre ellas excepto que ambas me fascinan”, ha indicado el propio Carter, quien además recibió la afamada Beca Rhodes, con la que estudió un doctorado en física teórica en la Universidad de Oxford.

 

Una mente práctica que se queda con todos los detalles y que le gusta que las reuniones concluyan con resultados, según quienes han trabajado con él que aseguran que también defiende su posición con firmeza.

 

Esa seguridad es lo que le costó su primer trabajo a los 11 años limpiando vehículos en el área de Filadelfia por llevar la contraria a su jefe, algo que le podría traer algún disgusto con Obama. En el pasado se mostró a favor de mantener un contingente de tropas en Irak después de 2011 y ha sido crítico con la política de recortes.

 

De ser confirmado en el Senado, Carter será el cuarto secretario de Defensa en los seis años que lleva el presidente Obama en la Casa Blanca, tras Robert Gates, Leon Panetta y Chuck Hagel, y el primer subsecretario de Defensa que llega a la cúspide del Pentágono desde 1994.

 

En el curso de su carrera en la administración, ha sido cuatro veces reconocido con la Medalla del Servicio Distinguido del Departamento de Defensa y también recibió la medalla de Defensa de Inteligencia por sus contribuciones en este campo.

 

Antes de su última etapa en el Gobierno, fue director del programa de Relaciones Internacionales del Centro de Gobierno Kennedy y miembro de la junta directiva del Centro Belfer, ambos de la Universidad de Harvard.

 

Carter, casado y padre de dos hijos, es autor de numerosos artículos, publicaciones científicas, estudios sobre la administración, y ha participado en la edición o elaboración de once libros.