Debido a la disminución de la temperatura ambiental durante el invierno, la necesidad de que nuestro cuerpo tenga energía es del doble, por lo que la demanda calórica del organismo aumenta, así como las ganas de comer más alimentos ricos en grasas y azúcares revela una investigación científica.
Si bien con la llegada de las fiestas de fin de año, los guisos suculentos que más añoras es cuando son preparados y muchas veces pareciera que el comer más es por tener todo frente a ti, el estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos lo descarta. No es glotonería.
Con la llegada del invierno nuestro cuerpo exige más calorías, lo que nos lleva a comer más incluso no sólo durante las fiestas, sino en los cuatro meses que dura la estación, en comparación con otras más cálidas.
Los alimentos compensan toda la sensación de dinamismo y libertad con la que nos movemos en otras estaciones que son más cálidas.
Los científicos Ira Ockene, cardiólogo de la Universidad de Massachusetts Medical School, y de Marcia Pelchat, del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, lideraron la investigación que confirma que en un ambiente frío el cuerpo requiere más energía y la ingesta de carbohidratos aumenta la actividad de la serotonina, neurotransmisor relacionado con el placer y el bienestar.
Para esta conclusión los científicos dieron seguimiento a la dieta de 593 personas, entre 20 y 70 años de edad durante todo el año y se tomó el registro de su peso corporal y sus actividades físicas.
“La ingesta calórica diaria fue mayor en 86 Kilocalorías (kcal) por día durante el otoño en comparación con la primavera. El porcentaje de calorías procedentes de hidratos de carbono, grasas y grasas saturadas mostró ligera variación estacional, con un pico en la primavera de hidratos de carbono y en el otoño de grasa total y grasa saturada”, se detalla.
Los investigadores detectaron que el nivel más bajo de actividad física se observó en invierno, mientras que la más alta en primavera.
¿Subir dos kilos es normal?
Respecto al peso corporal, este tuvo variaciones en alrededor de 2.1 kg durante todo el año, concentrándose más en el invierno.
“Por ello, el organismo siente la necesidad de ingerir mayores cantidades de alimento para aumentar el aporte calórico para conseguir más calor corporal. Esto es lo que hace que en muchos casos tendamos a consumir alimentos como dulces y derivados”, señala.
No todo es por biología
Otro factor que propicia el comer de más es el aburrimiento, caracterizado por la falta de actividad gracias a las vacaciones de la temporada, lo cual es una de las principales causas que una persona coma de manera emocional.
Comer permite suplir ciertos placeres que otorgan el resto de las actividades cotidianas.
Además habría que considerar que en México no todas las regiones del país enfrentan helados invierno. Así que MG