La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a través del Servicio de Administración Tributaria (SAT), en coordinación con la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), inició la destrucción de 35.6 millones de cigarrillos, la más grande durante la actual administración.
En la Aduana de Mazatlán, Sinaloa, con la presencia del jefe del SAT, Aristóteles Núñez Sánchez, comenzó la trituración de 18.1 millones de cigarros con un valor en aduana de más de 22 millones de pesos, y contribuciones omitidas por más de 89 millones.
La mercancía, procedente de China, fue abandonada en la aduana durante 2012 y 2014 y ostenta marcas como John Black, Merce, Vaquero, Sandia, Marble y Strand. En el último aseguramiento, se contó con la colaboración de la Procuraduría General de la República (PGR).
Esta semana se destruirán otros 17.5 millones en una aduana del Sureste del país, informó el SAT, y añadió que estas acciones se suman a las realizadas durante este año en las aduanas de Subteniente López, Reynosa, Miguel Alemán, Nuevo Laredo y Colombia, donde se destruyeron un total de 51 millones 732 mil 800 cigarrillos.
Se estima que el comercio ilegal de cigarrillos ocasiona una erosión recaudatoria, tan sólo en el impuesto especial sobre producción y servicios, de cinco mil 800 millones de pesos, por lo cual desde diciembre de 2013 el despacho de cigarrillos y productos del tabaco se realiza exclusivamente en 14 aduanas del país.
Además, a partir de enero de 2015 el SAT implementará un sistema de códigos de seguridad para detectar el comercio ilícito de cigarrillos y se facultará a la institución para realizar verificaciones en cualquier establecimiento donde se venda esa mercancía.
Las marcas de cigarros ilegales han crecido 3.57 veces en lo que va del año, de acuerdo con datos de la Cofepris, la cual ha detectado 207 marcas ilícitas que ingresan por contrabando a México.
Estos productos incumplen los requisitos sanitarios y su precio al menudeo es de aproximadamente 10 pesos y al mayoreo de entre seis y ocho pesos por cajetilla.