La aparición de los primeros restos de los normalistas secuestrados el 26 de septiembre regresa el asunto al origen: no fue el Estado el que se llevó a los estudiantes sino el crimen organizado articulado a estructuras políticas municipales y estatales.

 

Los padres de familia tienen todo el derecho de exigirle al gobierno federal resultados concretos en las indagatorias del secuestro y en la búsqueda de los secuestrados, pero también tienen la obligación moral de hacerle reclamos a las autoridades municipales de Iguala que ordenaron el secuestro y la desaparición y a sus padrinos políticos en el PRD.

 

El caso de Iguala-Ayotzinapa puede ser pasado por el método Gabriel Zaid aplicado en Vuelta 56, julio 1981, para explicar los enredos en la crisis política salvadoreña: cómo la izquierda se enredó con la derecha y con los represores para avanzar en la conquista del poder, pero exponiendo amistad donde había habido enemistad.

 

1.- ¿Quién ordenó el secuestro de los normalistas? El alcalde de Iguala, José Luis Abarca.

 

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2.- ¿Quién le pidió que parara en seco a los normalistas que se dirigían a reventar la ceremonia de presentación del informe de la presidenta municipal del DIF? Su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa.

 

3.- ¿A qué partido pertenecían Abarca y Pineda Villa? Al PRD.

 

4.- ¿Por qué quería la señora Pineda de Abarca que los normalistas no llegaran a reventar su evento? Porque esa noche iba a lanzar su precandidatura perredista a la alcaldía de Iguala para suceder en el poder a su esposo.

 

5.- ¿Cómo fueron a dar los normalistas secuestrados a manos del crimen organizado? Porque los policías municipales de Iguala, con el aval del alcalde perredista Abarca, se habían articulado a la banda de Guerreros Unidos que controlaba la delincuencia en zonas de Guerrero y Michoacán.

 

6.- ¿Alguien en el PRD investigó las relaciones criminales del alcalde Abarca y de su esposa Pineda Villa? Nadie.

 

7.- ¿Quién se reunió con el alcalde Abarca después del secuestro de los normalistas y cuando era ya buscado por la policía? El entonces presidente nacional del PRD Jesús Zambrano, uno de los responsables de la aprobación de la candidatura de Abarca. En ese momento Abarca ya era prófugo de la justicia, pero Zambrano dice que sólo le dijo que se entregara.

 

En este breve recuento de hechos se percibe que el secuestro, desaparición y ahora se sabe que asesinato de normalistas no fue una decisión del Estado nacional sino funcionarios municipales del PRD.

 

Ahora que están comenzando a aparecer los restos calcinados de los normalistas, los padres de familia de los secuestrados tendrían que regresar al origen del conflicto: un alcalde perredista ordenó el secuestro de los estudiantes y su entrega a un grupo criminal. Y ahí estaría la evidencia de que no fue el Estado el que secuestró a los normalistas sino un alcalde del PRD perteneciente a la tribu “Aguilar Talamantes”-Los Chuchos.

 

Ahora sólo queda cruzar los hechos: ¿basta el perdón solicitado por el presidente perredista Carlos Navarrete ante los restos calcinados de los normalistas? El PRD de Los Chuchos quedó, vía Abarca, con las manos manchadas de sangre de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.