Con el sello de la casa, Tigres está en la final del futbol mexicano. Lo hizo al estilo Tuca. Sin ganar, sin perder, simplemente con lo necesario para que el reglamento les diera el boleto para buscar su cuarto título en la historia. Empate a cero ante Toluca en la ida en el Nemesio Diez, nueva igualada sin goles en la vuelta en un Volcán a reventar, al que poco le importan los goles si puede cantar que su equipo está en la final.
Una costumbre que Ricardo Ferretti tiene medida. Aunque en la mayoría de las veces no le funciona. Así lo dicen las estadísticas y es que los Tigres de El Tuca cumplieron ayer su partido número 10 sin ganar en una Liguilla (nada más en ésta llevan dos empates contra Pachuca en los cuartos de final y dos más ante los Diablos en las semifinales), que se suman los cotejos de Liguilla del torneo de Apertura 2013, cuando sumaron dos empates más, precisamente ante su rival en la final de este torneo, con un 2-2 en el Volcán y un 1-1 en Azteca que decretaron al eliminación felina.
La lista alcanza el Clausura 2013, cuando en cuartos de final perdieron en la ida ante Monterrey y empataron en la vuelta 1-1, con la calificación de Rayados. Antes, en el Clausura 2012, aparecen dos empates más en semifinales. En la ida en el Volcán ante Santos el marcador fue 1-1; y la vuelta arrojó un 2-2 que calificó a Santos.
De hecho, para recordar el más reciente triunfo de los Tigres en la fiesta grande del futbol mexicano hay que ir hasta el 6 de mayo de 2012, cuando vencieron al Morelia en los cuartos de final.
Números que poco importan de momento, porque El Toluca de José Cardozo se volvió a quedar en una semifinal, frustrado por no poder abrir el cerrojo planteado por Ricardo Ferretti en un partido con somnífero incluido en que los de casa dominaron el balón desde los primeros minutos, ante un Toluca falto de imaginación.
Para el complemento, el diablo se lanzó hacia el frente en busca del gol que los pudiera en la final del Apertura 2014, pero de nuevo no inquietó al rival y, al contrario, Tigres se mostró más peligroso, provocando que Alfredo Talavera fuera determinante para evitar la caída de su marco.