• La desunión iberoamericana se sustenta en el fanatismo por los nacionalismos de cada una de sus partes

 

  • Para los nostálgicos de los cinco siglos, “raíces, valores y cultura” iberoamericanas forman parte de un seguro vinculante; en el siglo XXI forman parte del contenido de un parque temático prehistórico.

 

  • Nicolás Maduro no desea estrecharles las manos a los españoles Mariano Rajoy y rey Felipe.

 

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  • Evo Morales no desea estrecharle la mano a Michelle Bachelet, y viceversa.

 

 

  • Nicaragua y Colombia no olvidan el litigio sobre límites marítimos.

 

  • El ecuatoriano Rafael Correa no soporta al colombiano Juan Manuel Santos. El caso de los campamentos de las FARC sobre territorio ecuatoriano derivó en un ataque aéreo colombiano ordenado por el entonces presidente Álvaro Uribe pero orquestado por Santos, secretario de Defensa.

 

  • Brasil y México pertenecen a dos continentes diferentes.

 

  • Venezuela desea lo peor a la Alianza del Pacífico. Así lo promociona el embajador venezolano en Madrid, Mario Isea, a través de un documento que entregó el 24 de noviembre a diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

 

  • José Mujica es la piedra (puntiaguda) en el zapato izquierdo de Cristina Fernández.

 

  • El neopopulista latinoamericano opta por la táctica sin estrategia.

 

  • Los ojos de Nicolás Maduro no desean cruzarse con los de Mariano Rajoy, no vaya a ser que la silueta de Lilian Tintori, esposa del perseguido y encarcelado opositor Leopoldo López, aparezca en ellos. Recordemos que el presidente español recibió a Tintori en un claro gesto de apoyo a su esposo.

 

  • El mundo sin ideologías es un coche sin motor, sólo de esta forma se puede comprender la visión de Evo Morales para quien la Cumbre Iberoamericana es un modelo de integración impuesto por el exterior. La “imposición” y el “exterior” se concatenan para volver al pasado: España desea la reconquista a través de la Cumbre Iberoamericana. Adiós a Zara, Mango y al Real Madrid.

 

  • La correlación es infalible: a una caída pronunciada en el precio del petróleo procede una campaña intensa de marketing de banderas.

 

  • Latinoamericanizar a Estados Unidos siempre resulta muy rentable porque el Valor Presente Neto de la Retórica (VPNR) tiene el siglo del odio, o si se prefiere, contemporizar a la guerra fría es inmortalizar a Hugo Chávez.

 

  • Ejemplo de un epitafio resucitador de la Cumbre Iberoamericana. A quien haya escrito el texto que firmó el presidente Peña el pasado domingo en el periódico El País, se le coló un gazapo. Dice: (Como logros en la preparación de la Cumbre de Veracruz) “También hemos gestionado un nuevo reparto de cuotas, la reestructuración de las oficinas subregionales y la integración de estrategias de los distintos organismos iberoamericanos a cargo de un Comité de Dirección Estratégica. Además hemos establecido una periodicidad bienal de las Cumbres Iberoamericanas”. Junto a los rasgos positivos se les fue uno negativo: “periodicidad bienal”. ¡Periodicidad bienal! Un reconocimiento de la desunión iberoamericana porque mientras que la intensidad de la globalización aumenta y las reuniones y cumbres se multiplican en varias partes del mundo, como por ejemplo la Unión Europea, a la cumbre iberoamericana le aplican un lifting para mejorar la productividad… en 24 meses.

 

  • De los 22 países que conforman la Cumbre Iberoamericana pocos son los que estarían en condiciones de ceder soberanía; condición indispensable para pensar en “raíces, valores y cultura” mencionados en el texto del presidente Peña en El País. No nos hagamos, Iberoamérica es una de las regiones más desunidas del mundo.