LIMA. El gobierno peruano dio por concluida la designación de la procuradora anticorrupción Yeni Vilcatoma, después de que la abogada pidió la renuncia del ministro de Justicia, Daniel Figallo, por presunta interferencia en su labor.

 

Una resolución suprema publicada en el diario oficial El Peruano confirmó el despido de la procuradora, con la firma del mandatario Ollanta Humala, de la titular del Consejo de Ministros, Ana Jara, y del propio Figallo.

 

Vilcatoma declaró, a RPP Noticias, que no se arrepiente de “haber puesto en conocimiento hechos que podrían constituir los actos de corrupción a más alto nivel que evidencian hechos concretos”.

 

La hasta ayer procuradora Pública Adjunta Especializada en Delitos de Corrupción, se mostró defraudada con el presidente Humala, por no haberla escuchado. “Me siento defraudada por el presidente de la República, sin embargo le digo: señor no tengo miedo.

 

La abogada envió una carta a Humala pidiendo la renuncia del ministro de Justicia por haber intentado interferir en sus investigaciones contra Martín Belaúnde Lossio, un empresario buscado por la justicia por un sonado caso de corrupción y que fue asesor del mandatario en la campaña electoral de 2006.

 

La ex procuradora contó que tuvo una reunión con el ministro de Justicia y el asesor legal del mandatario, Eduardo Roy Gates, en la que presuntamente le sugirieron que Belaúnde Lossio sea un “colaborador eficaz”, es decir, que deje la condición de acusado y goce de probables beneficios penitenciarios.

 

Vilcatoma dijo, a otro medio de comunicación, que la investigación que está realizando es “un caso emblemático que compromete a muchas personas, en este caso se encontraba investigado el señor Martín Belaúnde y de una u otra manera se están conociendo hechos que vincularían precisamente al señor Humala Tasso”.

 

Belaúnde Lossio es investigado por su participación en el caso La Centralita, una oficina que estuvo al servicio del ex presidente regional de Ancash, César Alvarez, para hacer un seguimiento a sus rivales políticos con el uso de interceptaciones telefónicas y amedrentamiento.

 

El ministro de Justicia anticipó, en las últimas horas, que Vilcatoma había roto su confianza y que no podía continuar en el cargo porque “ella se está yendo por sus actos, no por los míos”.