Un debate que ya supera lo tecnológico y entra al campo de lo legal es el derecho a la inviolabilidad de nuestras comunicaciones. Este derecho conlleva la posibilidad de que la correspondencia, entendida bien como mensajes o archivos a través de los dispositivos, no sea violada. No hay que confundirlo con que la Policía no pueda asomarse por ellos, ya que si uno se niega en una investigación policial pueda ser sancionado, sino en el sentido de que es el derecho de los emisores a tener únicamente ellos las llaves de sus comunicaciones. Lo que está claro es que si está la opción de cifrar de manera segura nuestras comunicaciones y datos por default, la gran mayoría de los usuarios va a optar por hacerlo.

 

Este nuevo escenario abre la puerta a los desarrolladores que crean aplicaciones totalmente cifradas y con una privacidad garantizada desde el punto de vista púramente técnico, algo que es posible y relativamente sencillo. Las grandes marcas como Apple se han aprovechado de esta coyuntura con un argumento muy comercial y que le agrega valor a sus productos.

 

Hasta en sus mensajes lo podemos ver, tal y como señala el CEO de la compañía, Tim Cook, “nuestro compromiso con tu privacidad no termina con una petición de información de un gobierno”, y que además van más allá, pues con sus productos contribuyen a establecer un balance entre seguridad y privacidad ya que ni la propia compañía puede descifrar los productos que venden. Es más, señalan que nunca Apple ha permitido el acceso del gobierno de cualquier país a sus servidores y que nunca lo permitirán. De hecho, señalan que su negocio no es la recolección de datos sino la venta de hardware, por lo que pone la privacidad de los datos como una prioridad.

 

APPLE PRESENTA EL IPHONE 6 Y EL IPHONE 6 PLUS

 

Comentarios no hechos al azar sino con una clara intención de lanzar un dardo a su máximo competidor actualmente, Google.

 

Con estas declaraciones, Apple parece acercarse a las teorías de Julian Assange sobre que el cifrado nos hará libres. Se llegó a tal extremo que en Estados Unidos por lo menos nueve investigaciones policiales en un año se toparon con la política de privacidad de Apple. Ahora, tan pronto se prende el dispositivo aparece una contraseña de bloqueo, quedando protegido contra todo el mundo, bien sean fisgones, cibercriminales o un delincuente que atrapó el teléfono. El cifrado que emplea es el mismo que el de la Agencia Nacional de Seguridad en Estados Unidos. Esta es la razón por la que las autoridades quieren prohibir las herramientas que no permitan el acceso a la policía, eso sí, mediante una orden judicial.

 

El intento de un gobierno de limitar el uso de cifrados por parte de los ciudadanos en sus dispositivos no es algo nuevo. Las cuestiones ahora son dos: por un lado que el cifrado ya venga por defecto en el dispositivo, y por otro lado que se pretenda que los desarrolladores construyan lo que podría denominarse unas “puertas traseras” que permitan el acceso controlado por parte de las autoridades. Una puerta trasera, para hacer cumplir esta ley, es una vulnerabilidad de seguridad introducida deliberadamente, y que está diseñada para permitir el acceso a los datos de un usuario contra su voluntad, y evidentemente un sistema de este tipo es menos seguro que uno diseñado sin esta característica.

 

Finalmente, la privacidad es muy relativa. Algunas personas anhelan niveles muy altos de privacidad, mientras que otros están encantados de renunciar de ciertos niveles de privacidad a cambio de disfrutar de diversas ventajas como lo son los servicios gratuitos. Esto es, unos pueden vivir con más privacidad de un servicio, y puede vivir con menos de otro. Aquí, lo interesante es conocer bien cada producto y saber qué esperar en cada uno de ellos.