En el corazón de Playa del Carmen, a unos pasos de la Quinta avenida, sobre la calle 38, hay un hotel que me sorprendió por su estilo Rough Luxe que se enfoca en la nostalgia del pasado mexicano, con delicados detalles. Ideal para parejas.
Es un hotel pequeñito. ¿La experiencia?… simplemente es fantástica.
Los chicos de concierge son muy amables y se desviven por darte una excelente atención y hacerte sentir como en tu casa. Yo me hospedé en la “3” pero además pude dar un vistazo y las habitaciones son extremadamente cómodas en un entorno blanco y con muchos detalles. No hay teléfonos ni televisiones, lo que te invita al descanso.
Sin embargo, cada espacio puede evocar otros puntos del globo terráqueo como Grecia, Nueva York y Saint Bartz, lugares que sus dueños también llaman hogar.
En este restaurante básicamente se sirve un desayuno sencillo pero muy rico para empezar tu día muy apapachado y lanzarte a la aventura de Playa del Carmen.
El hotel tiene una terraza en la azotea con camas y sillas para que te relajes viendo la playa desde las alturas y veas a la distancia la isla de Cozumel.
La ubicación del hotel es sensacional porque se encuentra a la vuelta de la Quinta avenida y cerca puedes encontrar una gran variedad de restaurantes e inclusive una coqueta casa de té que también les recomiendo.
El diseño cuenta con sillones antiguos restaurados, los burós son mesas de distintos materiales como madera, vidrio y metal, y la decoración de las habitaciones va desde billetes enmarcados hasta cuadros con firma de autor, todo en tonos blancos, grises y maderas.
Las camas son lo más delicioso y cómodo, al igual que las regaderas con un chorro de agua abundante y con la temperatura perfecta, es un lugar donde se duerme de maravilla gracias al doble vidrio de las ventanas que aísla completamente el ruido del exterior.
La terraza es un lugar súper lindo adornado con la flora de la región e iluminada con velas al atardecer lo que le da un delicioso toque romántico.
Todas las habitaciones son lindas, y lo mejor que cada una de ellas regala un viaje al pasado.
El hotel La Semilla es ideal para desconectarse del mundo urbano.