WASHINGTON. El papa Francisco sirvió de testigo de buena fe para que Washington y La Habana vencieran en 18 meses su desconfianza recíproca y anunciaran el miércoles que retomarán relaciones diplomáticas tras 53 años, según funcionarios estadunidenses.
Durante su alocución para anunciar las medidas, Obama agradeció el miércoles de manera particular la participación del papa Francisco, “cuyo ejemplo moral nos demuestra la importancia de trabajar por un mundo correcto, sin conformarse por un mundo tal como es”.
El pontífice participó activamente en el logro del acuerdo, “En el curso de los últimos meses, el Santo Padre Francisco ha escrito al presidente de la República de Cuba, el excelentísimo Señor Raúl Castro, y al Presidente de los Estados Unidos, el excelentísimo señor Barack Obama, invitándoles a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes”, informó el miércoles el Vaticano en un comunicado.
Funcionarios estadunidenses describieron como determinante la importancia del papa argentino en este proceso debido a la influencia que ejerce sobre los líderes del continente, incluyendo al presidente cubano Raúl Castro y al presidente Barack Obama.
Obama identificó a la política hacia Cuba como prioridad en su segundo mandato tras resultar reelecto en noviembre del 2012, y escasos meses después autorizó la apertura de un canal de alto nivel con La Habana para explorar la reanudación de relaciones, siempre y cuando fuera liberado de prisión el contratista estadounidense Alan Gross.
Las dos capitales intercambiaron mensajes a través de las oficinas de intereses que ambos países mantienen ante la ausencia de embajadas hasta que dos delegaciones muy pequeñas sostuvieron en junio del 2013 en Canadá la primera reunión en persona.
Ninguno de los ocho encuentros posteriores ocurrió en Cuba o Estados Unidos. La mayoría tuvo lugar en la capital canadiense de Ottawa.
Funcionarios estadounidenses resaltaron la importancia del encuentro que ambas delegaciones sostuvieron en octubre pasado en el Vaticano, cuyos funcionarios expresaron su beneplácito a las medidas que ambos gobiernos planeaban adoptar.
Los funcionarios estadounidenses enviaron reportes periódicos al Vaticano durante el desarrollo de las negociaciones, en las que ambas delegaciones hablaban siempre a nombre de sus respectivos presidentes.
El proceso tuvo un gran impulso cuando Obama visitó a Francisco en marzo, ya que conversaron sobre Cuba durante buena parte de la hora que duró la audiencia.
Los funcionarios dijeron que los negociadores estadunidenses se sorprendieron ante la inusual carta personal que el papa envió a Obama tras su encuentro, solicitándole la reanudación de relaciones y abogando por la libertad de tres espías cubanos encarcelados en prisiones estadounidenses.
Francisco envió también una misiva similar al mandatario cubano, abogando por la liberación de Gross.
La iglesia católica ya había intervenido previamente ante las autoridades cubanas para lograr la liberación de decenas de prisioneros políticos arrestados en 2003 durante lo que se conoció la Primavera Negra.
AH