WASHINGTON. El senador republicano por Florida Marco Rubio anunció su rechazo al levantamiento del embargo hacia Cuba y hará “todo lo posible” para bloquear en el Congreso las medidas tomadas por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Marco Rubio, de origen cubano, calificó de “inexplicable” la decisión del presidente Obama de “premiar al régimen de Castro y comenzar el camino hacia la normalización de las relaciones con Cuba”.
En un comunicado, el senador republicano de Florida anticipó que utilizará su puesto en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado para intentar detener las acciones anunciadas por el presidente estadunidense.
Rubio declaró también a los medios de comunicación que la flexibilización del embargo “no traerá más democracia a Cuba, ni la liberación de los presos políticos”, y se mostró convencido de que las medidas “no ayudarán en absoluto” a impulsar los derechos humanos en la isla.
Sin embargo, Rubio sí cree que el diálogo con Cuba servirá para darle al Gobierno de Raúl Castro “el impulso económico para ser una presencia permanente en Cuba durante varias futuras generaciones”.
Por su parte, la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex) en Miami rechazó de forma “categórica” la decisión de la reapertura diplomática.
Según Veppex, la decisión de Obama “representa un error estratégico cuando no se ha observado en ningún momento el más mínimo cambio de actitud en cuanto a la represión y a la violación de los derechos humanos de un pueblo que ha sido oprimido por más de cincuenta años”.
Quien también criticó la decisión fue el exgobernador republicano de Florida Jeb Bush, hijo y hermano de expresidentes de EU, y que el martes reveló su interés por contender a la presidencia de su país. Bush aseguró que la restauración de los lazos diplomáticos con Cuba es el “último paso en falso” de la política exterior del presidente Barack Obama.
En su página de Facebook, Bush escribió que este acercamiento supone “otra extralimitación de la autoridad ejecutiva” de Obama y de su Administración, y añadió que el acuerdo “mina la credibilidad de Estados Unidos y su apuesta por una Cuba libre y democrática”.
A juicio de Jeb Bush los “beneficiarios” de esta decisión serán los “abyectos hermanos Castro, quienes han oprimido al pueblo cubano durante décadas”.
Se mostró satisfecho por la liberación por “razones humanitarias” del subcontratista estadunidense Alan Gross, tras cinco años preso en las cárceles cubanas, un hombre “inocente que nunca debió haber sido encarcelado”, ni mucho menos pasar cinco largos años con la salud mermada.
Sin embargo, Bush rechazó con firmeza la “desafortunada” decisión de Estados Unidos de liberar a cambio a tres “espías convictos”, dijo en referencia a la liberación de los agentes cubanos del grupo de “Los Cinco” que cumplían condena en este país por espionaje.
Concluyó Bush con una contundente declaración en la que cargó contra Obama por “recompensar a los dictadores cubanos” que almacenan un “historial catastrófico” de violación de los derechos humanos.
En lugar de esto, Estados Unidos debería “fomentar los esfuerzos que realmente conducen” a la materialización de una “democracia legítima que finalmente prevalezca en Cuba”.