La frustración de Néstor de la Torre ante la dificultad para fichar refuerzos para el Club Deportivo Guadalajara ni siquiera puede ser considerada como noticia o novedad. “Fue muy difícil. Me dieron una negativa total, no me dieron precio, no me dieron opciones”, se quejaba el presidente deportivo del Rebaño a la salida del draft, en una declaración que podría corresponder a cualquier dirigente chiva en los últimos veinte años.
¿Qué sucede? Que los demás equipos están conscientes de la problemática chiva al utilizar a puros mexicanos, lo que deriva en un encarecimiento total o en una negativa a negociar. Néstor enumeraba sus intentos por Carlos Gullit Peña con León, por Hiram Mier con Monterrey, por Jorge Torres Nilo y Alan Pulido con Tigres.
En resumen, no se puede decir que Chivas haya tenido un mal miércoles, aunque tampoco adquiriera una rutilante figura como para pensar en transformar súbitamente el plantel, que, a todo esto, no se me ocurre ningún mexicano que milite en la liga nacional con esa capacidad. Erick Cubo Torres estará a préstamo por seis meses (espléndida noticia y mucho mejor si se quedara definitivamente, pero su destino tiene que ser Europa), Carlos Brizuela aportará desequilibrio y profundidad, así como Marco Fabián volverá de su sesión en Cruz Azul. Elementos de tres cuartos de cancha hacia arriba que necesitan remediar el problema endémico del Chiverío: tocar la portería rival, generar ocasiones, acertar en los últimos dos toques –el de la asistencia y el del gol.
Es un plantel superior al de los torneos anteriores y tengo la certeza de que con ese nivel de jugadores, las Chivas no se habrían metido en tamaño riesgo de descender. La mano de los De la Torre se ha sentido pronto, un sentido común que era urgente en esta institución, una distancia en relación a Jorge Vergara que se agradece desde cualquier perspectiva (supongo, pero eso ya es especulación propia, que el absurdo tweet del domingo en relación a la coronación americanista, sí fue cosa del propietario: acto digno de equipo chico y no de tan gloriosa entidad).
Este Guadalajara deberá distanciarse pronto de Veracruz y U. de G. en la tabla de descenso. Puebla también ha hecho buenas contrataciones, por lo que a priori veo a jarochos y universitarios más implicados. Más que eso, el Rebaño tiene con qué meterse a la liguilla. ¿A ser campeón? Parece que no están a semejante dimensión, pero por lo menos a dejar de pasar penurias, a volver a convocar a miles a su estadio, a devolver una alegría a quienes tanto han padecido con su mediocre desempeño, a recuperar tanta leyenda desparramada.
Néstor salió frustrado porque esperaba algo mejor, pero él conoce bien las vicisitudes de trabajar con Chivas y defender la mexicanísima identidad: no sólo es más caro reforzarse, sino también más difícil y menos certero.
Las nuevas Chivas lucen mejor en el papel que las anteriores y eso ya es buena noticia. Por algo se empieza. Ahora, a jugar, a saber cargar la presión, a por fin retomar el hábito de ganar.