CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco estableció un catálogo de 15 “enfermedades” que acechan a la Iglesia y a la Curia romana, entre ellas, un “Alzheimer espiritual”, en un discurso será recordado como la crítica más dura que ha recibido la curia Romana en muchos decenios en el que condenó la mundanidad, el sentirse inmortal, las rivalidades, las calumnias o la cizaña.

 

El papa aprovechó el tradicional encuentro en la sala Clementina para felicitar la Navidad a los miembros de la Curia romana, que gestionan el gobierno de la Iglesia, para advertirles del catálogo de los males que deben evitar.

 

Francisco comenzó diciendo que “sería bonito pensar que la Curia romana es un pequeño modelo de Iglesia” y agregó que “un miembro de la Curia que no se alimenta cotidianamente con el alimento (de Dios) se convierte en un burócrata”.

 

Y después ante los cardenales presidentes de los varios dicasterios que conforman la Curia fue enumerando una a una las 15 enfermedades y comenzó por la de “sentirse inmortal o indispensable”.

 

“Una Curia que no hace autocrítica y no se actualiza y no intenta mejorar es un cuerpo enfermo”, e invitó a los presentes a visitar los cementerios para ver los nombres de tantas personas “que se creían inmortales, inmunes e indispensables”.

 

Para Francisco, “esto deriva de la patología del poder, del complejo de sentirse un elegido y del narcisismo”.

 

También destacó el “alzheimer espiritual”, que se observa en “quien ha perdido la memoria de su encuentro con el Señor y depende sólo de sus propias pasiones, caprichos y manías y construye a su alrededor muros y costumbres”.

 

“Las habladurías y los chismes”, son otra de las enfermedades citadas por el papa, así como la de “divinizar a los jefes”, al ser “víctimas del carrerismo y del oportunismo” pensando sólo a lo que se debe obtener y no a lo que se debe ofrecer”.

 

El papa Francisco también quiso recordar que un día leyó que “los sacerdotes son como los aviones que son noticia cuando sólo cuando se caen”.

 

Después de este discurso, recibido como una ducha fría, Francisco saludó uno a uno a todos los cardenales, en un ambiente tenso, pese a las amabilidades de fachada.

 

El Sumo Pontífice lleva a cabo desde su elección en marzo de 2013 una profunda reforma de la Curia, que se topa con numerosas oposiciones internas y suscita muchas inquietudes.