El año 2014 ha sido el “annus horribilis” de Malaysia Airlines con los siniestros de dos aviones, uno desaparecido supuestamente en el océano Índico y otro presuntamente derribado en el este de Ucrania, que pusieron a la compañía aérea al borde de la bancarrota.
La primera tragedia se produjo el 8 de marzo cuando el vuelo MH370 con 239 personas, entre ellos 153 chinos y dos iraníes que viajaban con pasaportes robados, cambió de rumbo en una “acción deliberada”, según los expertos, tan solo cuarenta minutos después de haber despegado de Kuala Lumpur rumbo a Pekín.
La desaparición de la aeronave motivó un intenso operativo internacional de búsqueda que se extendió por una parte de Asia y Oceanía, pero que fue suspendido temporalmente tras perderse las esperanzas de hallar las cajas negras y para volver a analizar todos los datos disponibles.
En ese proceso se ordenó en mayo la elaboración de un mapa de una porción del lecho marino del océano Índico donde se cree reposan los restos del avión, de unos 60 milkilómetros cuadrados de extensión y situada a unos 1.800 kilómetros al oeste de la ciudad australiana de Perth.
Pero 9 meses después del accidente aún no se tienen noticias del avión, aunque Australia, encargada de coordinar la búsqueda por ser el país más próximo al desastre, prometió no cejar en sus esfuerzos, mientras que los familiares de las víctimas ya comenzaron a enjuiciar en Malasia a la aerolínea por negligencia.
Si bien esta primera tragedia conmovió al mundo por considerarse uno de los mayores misterios de la aviación civil, fue el presunto derribo el 17 de julio pasado del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, que se trasladaba desde Amsterdam a Kuala Lumpur, que causó indignación entre la comunidad internacional.
El avión -que llevaba a bordo 193 holandeses y 38 ciudadanos y residentes australianos entre otras personas- fue supuestamente derribado por un misil tierra-aire en la región de Donetsk, situada en el este de Ucrania y que está bajo control de los separatistas prorrusos, aunque éstos niegan su responsabilidad.
Australia, EU o la Unión Europea aplicaron sanciones contra Rusia por el derribo del vuelo MH17 y exigieron el acceso de los expertos internacionales para recuperar los restos humanos y materiales en medio de este conflicto que representa la mayor crisis de seguridad en Europa desde la década de 1990.
En noviembre se pudieron trasladar los restos del avión a la ciudad ucraniana de Járkov, controlada por el Gobierno de Kiev, mientras continúa en Holanda el proceso de identificación de las víctimas.
La crisis en Ucrania y la tragedia del vuelo MH17 marcaron este año varias reuniones internacionales y ensombreció la cumbre del G20 en la ciudad australiana de Brisbane en donde los líderes de EU, Japón y Australia condenaron la anexión de Crimea y la participación de Rusia en la crisis, además de exigir que se juzgue a los responsables del derribo del avión.
Las consecuencias de ambas tragedias también se han hecho sentir en Malaysia Airlines, que ha sufrido una caída del 33 por ciento de pasajeros, lo que se ha traducido en notables pérdidas.
La aerolínea malasia tiene acumulados más de 4 mil millones de dólares en deudas y ha registrado desde 2011 pérdidas de unos 1,700 millones de dólares.
Para rescatar a esta aerolínea, el banco gubernamental de inversiones de Malasia, Khazanah Nasional, anunció en agosto pasado un importante plan de ajuste económico que incluye un fondo de inversión de unos mil 900 millones de dólares y el recorte de un tercio de la plantilla, de 20 mil a 14 mil empleados.
Khazanah, propietaria del 69,37 por ciento de la aerolínea, recibió a principios de noviembre el visto bueno de los accionistas minoritarios que acordaron venderle sus participaciones a finales de este año.