CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Francisco expresó hoy su cercanía con los familiares de los pasajeros del vuelo QZ8501 de la compañía AirAsia que desapareció las primeras horas de este domingo mientras cubría la ruta entre Indonesia y Singapur.

 

El pontífice se refirió a este episodio al final de su reflexión pronunciada con motivo de la oración mariana del Angelus dominical, asomado a la ventana de su estudio personal en el segundo piso del Palacio Apostólico del Vaticano.

 

“Mi pensamiento va, en este momento, a los pasajeros del avión malasio desaparecido mientras estaba en viaje entre Indonesia y Singapur, como también a los pasajeros de los barcos en tránsito en las últimas horas en las aguas del mar Adriático involucradas en algunos incidentes”, dijo.

 

“Estoy cercano con el afecto y la oración a los familiares y a cuántos viven con aprehensión y sufrimiento estas difíciles situaciones y a cuántos están empeñados en las operaciones de socorro”, agregó.

 

La aerolínea AirAsia informó que el A320 que salió de la ciudad indonesia de Surabaya con 162 personas a bordo perdió contacto con el control de tráfico aéreo las primeras horas de este domingo y aún no ha sido localizado.

 

También las primeras horas de este domingo un ferry que se dirigía a la ciudad italiana de Ancona, estalló en llamas entre las costas de Vlorë, en Albania, y Corfú, en Grecia, en la embarcación viajaban 411 pasajeros y 55 miembros de la tripulación.

 

Durante el rezo del Angelus el Papa pidió por otra parte a los miles de personas que se congregaron en la Plaza de San Pedro para escucharlo “un aplauso para todos los abuelos del mundo”.

 

Esto tras recordar la fiesta católica de la “Sagrada familia”, que se celebra este domingo y que hace referencia al encuentro en el templo de Jerusalén de los ancianos Simeón y Ana con el pequeño Jesús, a quien reconocieron como el mesías.

 

“El encuentro entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe, con dos ancianos. ¿Quién los hizo encontrar? Jesús, es quien hace encontrarse a las generaciones, es la fuente del amor que une a las familias y a las personas venciendo toda desconfianza, todo aislamiento, toda lejanía”, dijo.

 

“Esto nos hace pensar en los abuelos: cuánto es importante su presencia. Cuánto es precioso su rol en las familias y en la sociedad. La buena relación entre jóvenes y ancianos es decisivo para el camino de la comunidad civil y eclesial”, agregó.

 

Sostuvo que cuando los padres y los hijos “respiran juntos el clima de la fe”, poseen una energía que les permite afrontar las pruebas difíciles.

 

Precisó que el ejemplo de la “Sagrada familia” debe animar a todos a ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares en las cuales, por varios motivos, falta la paz, falta la armonía, falta el perdón.

 

“Nuestra concreta solidaridad no disminuya especialmente hacia las familias que están viviendo situaciones difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de migrar”, indicó.

 

“Aquí paramos un poco y en silencio rezamos por todas estas familias en dificultad, sean dificultades de salud, falta de trabajo, discriminación, sean dificultades en el comprenderse y también de desunión. En silencio rezamos por estas familias”, apuntó.

GH