El tribunal que había planificado iniciar este lunes el juicio al general Efraín Ríos Montt por delitos de genocidio, lo suspendió debido a una solicitud de sus defensores de separar a una de las juezas que lo juzgará.

 

Ríos Montt, en una camilla, pálido, acompañado de paramédicos y ataviado con un pijama había llegado a la sala del tribunal para ser juzgado por genocidio y delitos contra los deberes de la humanidad

 

Los abogados del exdictador solicitaron la separación de la jueza presidenta Jeannette Valdez por haber escrito una tesis de maestría sobre genocidio, con lo que considera ha emitido opinión.

 

En principio la jueza rechazó la solicitud aduciendo que “se observa una estrategia para obstaculizar” el juicio, pero luego de deliberar el tribunal completo, con las juezas integrantes Sara Yoc y María Eugenia Castellanos, estas dos últimas decidieron aceptar la resolución.

 

“El acusado duda de la imparcialidad de la juez presidenta, y este tribunal por mayoría acepta la recusación planteada y ordena remitir las actuaciones en forma inmediata a la sala jurisdiccional”, dijo Valdez, al anunciar la resolución.

 

Luego de conocer la decisión del tribunal, varios activistas de derechos humanos y víctimas le gritaron al general “Genocida, justicia es los que queremos, cobarde”.

 

Mientras, las víctimas esperan el inicio del debate. Una de ellas es Magdalena Bernal de Paz, de 88 años. Bernal fue la testigo número 57 en declarar en el primer juicio a Ríos Montt, condenado el 10 de mayo de 2013 a 80 años de prisión por la muerte de mil 771 indígenas ixiles durante su gobierno de facto (1982-1983). Pero 10 días después, la Corte de Constitucionalidad anuló el juicio y la sentencia y ordenó un nuevo proceso.

 

Con la ayuda de su nieta, quien traduce de su idioma ixil al español, Bernal habló con The Associated Press en su casa de piso de tierra y paredes de adobe en Nebaj Quiché, 250 kilómetros al norte de la capital guatemalteca.

 

La anciana dijo que aunque quisiera no puede volver al tribunal en la capital guatemalteca porque su salud está muy delicada.

 

En el primer juicio Bernal recordó cuando el ejército de Guatemala llegó a su comunidad en 1982, robó y quemó las viviendas y la obligó a refugiarse junto con sus hijos en las montañas para salvar su vida.

 

“Quemaron las mazorcas, la casa, la ropa, ellos nos dejaron sin nada… todo se perdió”, dijo.

 

Los testimonios de Clemente Vásquez, Antonio Chen y José Velasco, ya fallecidos, al igual que el de Bernal quedarán fuera del nuevo juicio. “Ya lo dicho una vez es suficiente, si quieren que lo vuelva a contar será aquí” en su comunidad, aseguró la anciana.

 

Guatemala vivió una cruenta guerra civil entre 1960 y 1996 que finalizó con la firma de acuerdos de paz. Según Naciones Unidas, unas 245 mil personas fueron muertas o desaparecidas. La ONU responsabilizó al ejército y los grupos paramilitares de 97% de esos crímenes.