Una de las dudas trascendentales que ha acompañado a Hugo Hiriart (Ciudad de México, 1942) y para la cual aún no tiene respuesta, es el motivo por el cual dejó de pintar para dedicarse a la literatura. Ese infortunio feliz, que lo alejó de las artes plásticas, le hizo recorrer el camino de las letras principalmente en dos vertientes, que ha cultivado con su ingenio y humor: la dramaturgia y el ensayo.

 

En su deseo de escapar de lo cotidiano, Hiriart ha escrito ensayos como Disertación sobre las telarañas, donde aborda desde la reflexión las acciones más triviales de la vida humana; Sobre la naturaleza de los sueños, en que establece una experiencia del sueño durante la vigilia; o Los dientes eran el piano, donde expone su particular explicación del arte.

 

Miembro del Sistema Nacional de Creadores y de la Academia Mexicana de la Lengua, Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2009, Hiriart atiende las deudas con filósofos y escritores que influyeron en su manera de percibir el mundo.

 

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