BEIRUT, Líbano. Entre los milicianos, la noticia se extendió como la pólvora. Apenas unos minutos después de que se supiera del mortal atentado en París esta semana contra un periódico, los seguidores de grupos extremistas islámicos elogiaban a los sospechosos de la masacre como “leones del califato” y los ensalzaban en medios sociales.
Personas leales tanto a al-Qaida como al grupo Estado islámico describieron el asalto a las oficinas del semanario Charlie Hebdo, en el que murieron 12 personas, como una venganza por las chanzas de la publicación satírica sobre el profeta Mahoma y la intervención del ejército francés en países musulmanes.
Los hermanos Cherif y Said Kouachi se convirtieron en iconos en el mundo terrorista.
Muchos seguidores de grupos armados añadieron a sus mensajes las etiquetas en árabe #ataqueParís y #ardeParís, y algunos describieron el ataque al semanario como un acto sagrado de los “leones del califa” o “el califato“.
Una y otra vez, usuarios de Twitter que se identificaban con la milicia Estado Islámico o al-Qaida subieron imágenes y videos de un hombre armado vestido de negro —que se creía era uno de los hermanos— disparando en la cabeza a un policía francés que yacía en una acera de París, antes de huir del lugar en un auto.
“Mira cómo nuestro hermano mata a un policía francés”, escribieron algunos. Otros describieron la matanza en Charlie Hebdo como “heroica” o un acto “alegre”.
El asalto de estilo militar de los hermanos Kouachi, y su muerte baleados como “mártires” el viernes, después que la policía asaltara el edificio donde se habían atrincherado con un rehén al norte de París, sin duda estaba en línea con las reiteradas llamadas de extremistas de que se lanzaran atentados en Francia, haciéndose eco de las escalofriantes imágenes de sus profesionales videos de propaganda.
Aunque es imposible medir de forma tangible el efecto de los atentados mortales en París sobre el reclutamiento de grupos extremistas —y por ahora no hay pruebas de que estén movilizando grandes números de aspirantes a yihadíes_, los expertos temen que la aparente profesionalidad de los agresores y el posterior cerco de la policía podrían ganar más seguidores para los grupos milicianos.
“Es esa calidad de operaciones semejantes lo que ayuda al reclutamiento”, dijo Aymenn al-Tamimi, un experto en grupos milicianos de Siria e Irak que vive en Gran Bretaña. El ataque de París, obviamente bien planeado, sirve “de ejemplo a futuros operativos”, dijo.
El viernes, tras la muerte de los hermanos Kouachi, un miembro de al-Qaida en la Península Arábiga —la rama yemení del grupo— confirmó a la Associated Press que había coordinado el ataque de París. Hablando bajo condición de anonimato, el miliciano dijo a la AP que los líderes del grupo “dirigieron las operaciones y eligieron a su objetivo cuidadosamente”.
Tanto al-Qaida como el grupo Estado Islámico podrían beneficiarse del baño de sangre.
Los dos grupos emplean videos rodados al estilo de producciones de Hollywood y un sofisticado aparato de campaña para ganar credibilidad entre los musulmanes desafectos pero bien comunicados y pedirles que les ayuden a promocionar sus conquistas, inspirar simpatías y ganar nuevos reclutas.
Sin embargo, Shashank Joshi, investigador destacado en el Royal United Services Institute, un centro de estudios británicos, advirtió que los ataques contra civiles —incluyendo periodistas y caricaturistas— pueden terminar alienando a los seguidores.
“Aunque puedes reforzar y emocionar a los que ya están radicalizados… también existe el riesgo de que pierdas a mucha gente que empatizaría contigo si optaras por objetivos más legítimos”, señaló.
GH