En este primer mes del año, Margo Glantz (Ciudad de México 1930), una de nuestras más destacadas escritoras y académicas, celebra un significativo cumpleaños y lo hace en plena forma: en el ámbito literario con la promoción de sus dos libros más recientes: Yo también me acuerdo (Sexto Piso) donde hace un rastreo de su biografía y su escritura; y Simple perversión oral (La caja de Cerillos/Conaculta) un divertimento donde la autora recrea una visita al dentista y se desdobla en su propio personaje.
En la experiencia vital, regresa apenas de un viaje a Marruecos, un rincón del mundo que no había visitado y que le sirve para ratificarse dentro de la genealogía de escritores viajeros.
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y Doctora Honoris causa por la UNAM (donde ha sido profesora por más de medio siglo) entre muchos otros reconocimientos, Margo Glantz nos recibe en su casa de Coyoacán y reflexiona en torno a los temas sobre los que ha cimentado su trayectoria literaria.
Como escritora, te has permitido experimentar el método narrativo a partir de la auotbiografía, ¿cómo es tu relación con la literatura desde el género que has elegido?
Probablemente soy muy narcisista, porque siempre soy autorreferencial. Todos mis libros de ficción están en primera persona y están en relación con temas que me obsesionan, relacionados con mi propia historia y mi propio cuerpo. De ahí paso a otras historias, a otros cuerpos. Como mis preocupaciones son muy dispersas, al mismo tiempo me interesan varias cosas, entonces ¿cómo trabajar esas varias cosas al mismo tiempo? En ese sentido el tweet me sirve mucho porque puedo decir lo que me da la gana y pasar de un tema a otro por asociaciones, por lo que veo en la vida cotidiana, por lo que se me ocurre en la noche y lo puedo ir decantando en pequeños textos, que vuelven a ser autorreferenciales.
De alguna manera tu obra es una especie de recreación infinita: no se agotan los temas, sino que van cambiando y encuentran nuevos matices. Sucede también con tu libro más reciente, Yo también me acuerdo.
En este libro no sólo quería una autobiografía de los hechos de mi vida cotidiana tal y como han sucedido sino también una historia de mi propia escritura. De cómo he retomado textos de otros libros. Claro que son diferentes porque condensados en un aforismo no son iguales a como aparecen en una narración más larga como Las genealogías. A mí me interesaba hacer una biografía de mi propia escritura, de mi propia genealogía literaria, la tradición en la que yo me inserto, los autores que más me interesan, por qué me interesan.
Un rasgo muy importante de tu obra, es una combinación de un imponente bagaje literario, musical, cultural, de teatro, en fin… lo que se llama alta cultura, que combinas de manera muy natural con temas más cotidianos como la moda. Son dos vertientes que confluyen en tu obra.
Me costó mucho trabajo llegar a escribir algo natural. Soy una escritora tardía. Mi primera novela de ficción apareció cuando tenía 47 años. Así que durante mucho tiempo estuve tratando de ver cómo podía escribir hasta que me pude desembarazar de un bagaje excesivamente erudito. También el periodismo me ha ayudado mucho. Me di cuenta de que uno tiene que los lectores son de muchos tipos, y que si uno no escribe de manera más cotidiana y accesible no funciona, sin que eso deje del lado mis preocupaciones esenciales que tienen que ver con la cultura.
Otro tema siempre presente en tu literatura es el viaje. ¿Cómo es para ti cuando esta gran pasión encuentra su camino en un texto?
Para mí es importante viajar porque viajo para escribir que estoy viajando. Me interesa porque es otra genealogía en la que me inscribo: la de los viajeros. Mi única forma para estar viva y vital es el viaje. Entonces lo quiero poner siempre en escritura, porque es mi modo de organizarme mentalmente. Nunca puedes tener las cosas tan claras como cuando las escribes. Yo creo por eso que es muy importante escribir sobre los viajes.
En un país como México, donde los índices de lectura son tan bajos, ¿te has sentido pesimista o desanimada por cómo se recibe lo que escribes?
A veces me pongo mal porque tengo muchos libros dispersos por diferentes editoriales. En muchas cosas soy inédita y no me consiguen en las librerías. Me desanima a veces, pero no me quita las ganas de escribir. Creo que soy una autora que de alguna manera tiene algo de clásico, y lo clásico es longseller. Yo soy worstseller.
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