PARÍS. Renald Luzier, alias Luz, es el caricaturista que se encargó de darle forma a la portada del semanario Charlie Hebdo que hoy sale a la venta tras el atentado que sufrió la semana pasada en el que murieron doce personas. Visiblemente quebrado emocionalmente, explicó entre lágrimas: “Dibujé un Mahoma que llora, lloré yo también”.

 

En una conferencia de prensa acompañado por el redactor jefe de la revista Gérard Biard y el articulista Patrick Pelloux, para anunciar la salida del próximo número especial cuya tirada, frente a los 60 mil habituales, rondará los tres millones de ejemplares,Luz recibió el apoyo de sus compañeros cuando en un momento el llanto no lo dejó seguir hablando.

 

Luzier es el caricaturista que el destino quiso que se salvara del ataque. El día de la tragedia, llegó tarde a la reunión de redacción. Cuando finalmente estuvo ahí, oyó todo el ataque y fue uno de los primeros en reportarlo a los medios.

 

“Nuestro Mahoma sólo es un buen hombrecillo que llora”, precisó emocionado el dibujante ante cerca de medio centenar de cámaras que atestaban la sede del diario “Libération”, cuya redacción acoge desde el jueves al equipo del semanario.

 

Es el mismo Mahoma que, a menudo presente en las páginas de la revista, motivó el incendio intencionado del periódico en 2011 y la masacre del pasado miércoles. Y pese a todo, un “simple dibujo”.

 

“Escribí todo está perdonado y lloré”, dijo Luz, quien agregó “lloré pero también reí”.

 

“Esta es nuestra portada (…) no es la que los terroristas querían que dibujáramos”, dijo Luz, rodeado de sus compañeros.

 

En la portada de la revista que saldrá hoy, aparece una caricatura de Mahoma, más amable que las anteriores, sosteniendo el cartelito “Yo Soy Charlie” con expresión compungida. Un título elocuente: “Está todo perdonado”.
Con voz entrecortada el autor de la portada avisó que los dibujos, las caricaturas, no son más que una forma de “relatar un mundo complicado, absurdo”.

 

“Pensamos que dibujar nos protegería de la ineptitud, pero no fue así”, prosiguió en un silencio apenas roto por el disparador de los fotógrafos.

 

Junto a Luz, Gérard Biard certificó “el futuro de Charlie Hebdo.

 

Según detalló Biard, el número especial, el 1,178 del semanario, se mantendrá al menos dos semanas en los quioscos, estará disponible en 25 países y, además de en francés, contará con traducciones en inglés, español, árabe, italiano y turco.

 

Los beneficios generados por el primer millón de ejemplares serán íntegramente destinados al semanario, que tampoco abonará los costes de distribución después de que el sector decidiese ofrecer sus servicios de forma gratuita.

 

“No sabemos cómo, pero ‘Charlie’ seguirá existiendo -aseguró Biart- sin interrupción, empezando a partir de mañana”.

 

De rostro afable y reacio a tomar el micrófono, Patrick Pelloux asentía, tomaba la mano de Luz quien amagó una sonrisa y, en alusión al número especial que hoy tomará las calles, prometió que, en cualquier caso, “vamos a reír”.

 

“Volvamos a los quioscos, porque si podemos mantenerlos con vida, si podemos conservar el papel, si logramos dar vida a las ideas y los dibujos, en Francia y en todos los rincones del mundo, entonces habremos ganado”, culminó.

 

Cuando dejó de hablar, sobre la mesa no solo lloraba la caricatura de Mahoma. Entretanto, la prensa aplaudía.