PARÍS. Colas en los puestos de periódicos desde primera hora de la mañana y numerosas caras de resignación en los clientes marcan una jornada en que los quiosqueros de Francia reciben sin descanso la misma pregunta: “¿Le queda el Charlie Hebdo?”.

 

La misma ola de solidaridad que el domingo echó a la calle a casi cuatro millones de personas a favor de la libertad de expresión y contra el terrorismo se trasladó a los puntos de venta de la revista satírica, que agotó sus primeros ejemplares recién salidos de la imprenta.

 

La caricatura en portada de un Mahoma lloroso, que se une con el cartel de “Yo soy Charlie” al lema de solidaridad que ha unido a los franceses, no tuvo apenas tiempo de reposar en las estanterías de los puestos de periódicos.

 

Carteles colgados a la entrada de esos establecimientos, que dejaban claro que el buscado número ya no estaba en sus manos, no impedían que la gente se aventurara a demandar un ejemplar, apodado “el de los supervivientes”, que en muchas casas supone una primera toma de contacto con la revista satírica.

 

“No lo compro nunca porque no siempre he estado de acuerdo con los artículos que proponían, pero creo que mi deber hoy (miércoles) era no solo comprarlo, sino suscribirme para defender la libertad de expresión”, afirmó a la Agencia EFE Christian Gitiaux, una de las muchas personas que se lanzó en su busca en París.

 

Cinco millones de ejemplares, frente a los tres millones previstos anteriormente y a los 60 mil habituales, aspiran a satisfacer la elevada demanda recibida tanto en Francia como en el extranjero, ante la cual su distribuidora, MLP, ha pedido “paciencia”.

 

Números reservados para hoy (miércoles) y para los próximos días, y encargados de los puestos de periódicos desbordados que no necesitaban ni hablar para hacer ver a los curiosos que ya se había acabado el stock reflejaban el interés por adentrarse en sus páginas.

 

“Normalmente no lo compro, pero esta vez pensé que era importante hacerlo”, añadió Azoulay, un estudiante de 23 años, que alabó la masiva movilización ciudadana de hoy (miércoles) y del pasado domingo, porque, añadió: “Cuando pasan cosas así, se debe mostrar que estamos unidos”.

 

El atentado perpetrado por los hermanos Saïd y Chérif Kouachi el pasado miércoles en la sede de la revista acabó con la vida de doce personas, incluido su director, Stéphane Charbonnier, “Charb”, y cuatro de los caricaturistas más famosos de Francia.

 

El redactor jefe del autodenominado “diario irresponsable”, Gérard Biard, aseguró el martes en conferencia de prensa que aunque no sabían cómo, el futuro del semanario, que salió ayer a la venta por primera vez desde el ataque, estaba asegurado.

 

Algunos de los clientes que intentaron respaldarlo ayer con su compra no tenían claro todavía si su apoyo iba a ser puntual o permanente, pero, pese a no comulgar siempre con sus ideas, defendían su derecho a no bajar ni el tono ni la guardia.

 

“Es una revista que critica a todas las religiones. No creo que sea molesto criticar a una u otra, porque la toma con todas”, indicó una recién licenciada en busca de trabajo, que no se manifestó este domingo por miedo a posibles atentados.

 

Ella fue una de las muchas que salieron con las manos vacías de los puestos de periódicos, donde la revista se mantendrá a la venta dos semanas, con un suministro reforzado a lo largo del día y la promesa por parte del editor de que la venta del primer millón de ejemplares se entregará de forma íntegra en beneficio de las víctimas.

 

Burlas a los yihadistas y recuerdo a fallecidos, su contenido

 

PARÍS. El primer número de la revista satírica Charlie Hebdo tras el atentado del pasado miércoles salió a la venta con el mismo espíritu que los anteriores, marcados por las caricaturas y burlas contra todo y todos.

 

Un remedo de Mahoma en portada, con una lágrima en su ojo izquierdo y un cartel con el que se une al lema de solidaridad mundial “Yo soy Charlie”, bajo el mensaje de que “Todo está perdonado”, refleja que sus autores no se han amilanado.

 

Este número es, según dice el redactor jefe, Gérard Biard, en su editorial, el periódico que siempre han hecho, en compañía de quienes siempre lo hicieron.

 

Cabu o Wolinski, dos de los caricaturistas asesinados en el ataque, firman de forma sucesiva muchas de las ilustraciones del número, que mantiene las 16 páginas habituales.

 

¿”Qué futuro hay para los yihadistas? ¿Vigilante en el Carrefour?”, indica una de las viñetas de Cabu, que muestra a tres terroristas armados en una oficina de empleo.

 

El ataque está presente tanto en las ilustraciones como en los textos, con referencias críticas y sentidas, pero también humorísticas.

 

“¿Y después? ¿Después qué?”, se pregunta en sus páginas, donde Biard asegura que “desde hace una semana, ‘Charlie’, diario ateo, ha obrado más milagros que todos los santos y los profetas juntos”, e insiste en que proclamar “Yo soy Charlie” equivale también a una defensa a ultranza del laicismo.