Se necesita no tener vergüenza: La gran mayoría de los 16 delegados del Distrito Federal piden licencia ‘provisional’ para contender por un puesto de elección popular cuando falta casi un año para que cumplan con su responsabilidad administrativa en cargos a los que llegaron no precisamente por razones democráticas sino por razones de partido. Así consiguieron ser delegados en sus demarcaciones y ahora lo dejan porque quieren ser ‘representantes populares’.
Y aunque uno quisiera atribuir este estado demencial por el poder sólo a ellos, también lo es de un fracasado sistema de partidos mexicano que, como en este caso, llevará a estos personajes como sus candidatos. ¿Por qué? Así integrarán de nueva cuenta una mayoría legislativa con gente que no ha probado ni calidad moral ni calidad política o pública durante su gestión como funcionarios pagados con nuestros impuestos y a la que ahora abandonan de forma irresponsable cuando hace apenas poco más de dos años ‘pelearon como fieras’ por ser delegados.
Los partidos políticos siguen en la suya: el poder por el poder, con gente proba o ímproba: no importa: lo que importa es ser, es estar, es mantener la hegemonía de un poder que ya no les corresponde porque cuando este se sustenta en modelos no democráticos deja de serlo. La reforma política apenas aprobada no dice nada de este tipo de éxodos de funcionarios públicos que abandonan el cargo de elección para irse a otro de elección y ahí, por supuesto, está uno de los tumores de la descomposición política en México.
Tanto el PRI como el PAN o el PRD y, los anexos, saben que esto de llevar a los delegados a contender por la elección popular es un error grave, pero lo cometen: es un fracaso de estos institutos políticos que demuestran que no cuentan o no quieren contar con gente nueva, nueva casta que pudiera refrescar ese aire que ellos mismos han contaminado.
Es el caso: El desastre en el que vive la ciudad de México, la corrupción, los chanchullos, la descomposición social; la falta de trabajo a favor de los que aquí viven y no en favor del que gobierna es un asunto que debe revisarse antes de hacerlos ‘representantes populares’.
Nadie se debería mover de su lugar antes de hacerse una revisión administrativa de cada delegación, una revisión que lleve a conocer contratos, prebendas, liderazgos económicos y venta de espacios públicos para la ‘economía informal’ mientras muchos de estos encargados de hinchan de recursos procedentes de esta descomposición capitalina y nada se hará mientras las autoridades de justicia, afines a sus partidos o al gobierno local, hagan la vista gorda…
Porque sí: La ciudad de México es una ciudad caótica. El Distrito Federal se mueve por inercias y nadie hace nada por cuidar, proteger, ayudar al ciudadano. Un caos cotidiano. Una amargura por no contar con gobierno protector pero si persecutor. Vacío de poder en el DF. Arcas particulares llenas. ¿Quién se encarga de que esto no sea así? ¿Quién revisará que quienes serán legisladores no se oculten en el fuero? ¿Por qué heredan cargos a quienes les habrán de proteger las espaldas?
Tragedia de gobierno en el D.F. Tragedia social. Aquí todo mundo hace lo que quiere y si se pasa de la raya cuenta con su funcionario de cabecera para ‘solucionar las cosas pronto’.
Y son estos personajes que contribuyeron para que esta tragedia capitalina ocurra, quienes ahora serán legisladores. Ni más, ni menos. Ellos mismos. Y un gobierno capitalino que quiere mayoría en la Asamblea Legislativa a toda costa, en construcción de futuros políticos particulares… Y un gobierno federal que se desentiende de este destre, el mismo gobierno federal que dice que preside a todos los mexicanos…
¿Podemos confiar en ellos cuando su eficiente trabajo delegacional es improbable? ¿Debemos confiar en quien abandona el encargo para irse a otro de mayor relumbre y posibilidad a futuro? ¿Cuál de los muchos delegados que se van puede demostrar que su administración rechina de limpio y que no hubo corrupción propia ni se permitió en otros? ¿Esta es la mayoría legislativa que merece el Distrito Federal?…
Miguel Ángel Mancera hace muy mal en estimular este éxodo. Los dirigentes de partidos políticos capitalinos caminan a contracorriente de lo que ellos mismos pregonan: transparencia democrática y transparencia administrativa…
Pero si… que se vayan… que dejen el cargo para el que no quieren estar porque durante el tiempo en el que estuvieron ahí fueron más una carga que una solución. Pero esto no significa que habremos de tolerarlos otros dos años porque pronto pedirán licencia para conseguir otra posición… y otra… y otra… Mientras el cuerpo aguante y el INE deje a un lado la responsabilidad de “fortalecer el sistema de partidos”… al cabo que…
El 14 de enero pasado el Instituto Nacional Electoral aprobó que los 10 partidos que conforman el aparato electoral nacional, reciban un monto de 5 mil 356 millones de nuestros pesos, para actividades permanentes ordinarias, para gastos de campaña y para ‘actividades específicas’.
Así que este es el panorama bajo el puente: delegados chapulines desvergonzados que apoyados en partidos políticos desvergonzados acuden al llamado de la historia. ¿Para qué?… ¿Por qué?… ¿Hasta cuándo?…