PARIS. Cielos grises sobre una Torre Eiffel medio vacía.

 

Desde los ataques terroristas de la semana pasada que cobraron la vida a 17 víctimas y tres atacantes, ha disminuido la usual multitud que visita el monumento más visitado de París, dejando al descubierto una aburrida plaza gigante de concreto.

 

Poco más de una semana después de los ataques, sólo un puñado de turistas tomaba fotografías, y uno o dos posaban para algún retratista local. Las largas filas que normalmente se extienden alrededor de las gigantescas columnas de la Torre Eiffel eran de una fracción de esa longitud.

 

“Ha estado muy tranquilo desde los atraques. Casi nadie viene”, comentó Kamel Bougrab, que vende emparedados en una calle frente al monumento.

 

Funcionarios de turismo no pudieron proporcionar cifras sobre la cantidad de turistas desde los ataques, pero visitas realizadas por The Associated Press a los principales sitos de interés y entrevistas a vendedores indicaron una caída inicial de visitantes.

 

El estudiante británico Eric Dale, quien se encuentra en un viaje grupal de su escuela, dijo que una de sus compañeras no obtuvo permiso de sus padres para acompañarlos ya que temieron por sus seguridad.

 

“Mis padres estaban nerviosos, pero al final dejaron que yo tomara la decisión”, señaló.

 

Una vocera de la administración de la Torre Eiffel insistió en que no ha disminuido la cifra de visitantes hasta ahora, en comparación con enero de 2014, que tuvo una baja de visitantes. Pero hasta ahora no se han compilado estadísticas al respecto y la situación aún podría cambiar, dijo la empleada a la AP solicitando no ser mencionada por nombre, en cumplimiento con una política de la compañía para la que trabaja.

 

Entre los turistas que se atrevieron a visitar los puntos de mayor interés en la ciudad, muchos se sintieron reconfortados con la adicional presencia de seguridad. Con 10 mil 500 soldados desplegados en todo el país, incluidos seis mil en la región de París, el operativo de seguridad establecido después de los ataques es el más extenso en territorio francés en la historia reciente.

 

Lucinda Bay, una australiana de 22 años, dijo que vino a la capital francesa con su hermana a pesar de temores iniciales.

 

“Estoy un poco nerviosa, pero supongo que esto puede suceder en cualquier parte. No quisiera que eso nos impidiera visitar esta hermosa ciudad”, comentó, observando la Torre Eiffel de 300.65 metros de altura (986 pies).

 

En el Museo del Louvre, las filas para ingresar también eran más cortas.

 

“Por mí está bien porque no tuve que esperar mucho”, dijo el guatemalteco Eric Velásquez frente al retrato de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. “Pienso que los turistas no deberían alejarse. Vi la respuesta del gobierno y fue muy rápida, muy buena. Uno se siente seguro”.

 

GH