El uso de dispositivos móviles antes de dormir como smartphones y tabletas aumenta el riesgo de padecer trastornos de sueño, además de que disminuye la cantidad y calidad del sueño, alertó la coordinadora de la Clínica de Trastornos de Sueño de la UAM Iztapalapa, Guadalupe Terán Pérez.

 

Y es que, a pesar de los beneficios que trae el uso de dispositivos para la comunicación, la educación y las relaciones sociales, los estudios demuestran que pueden tener efectos negativos importantes en nuestra salud, específicamente en el sueño.

 

“Con respecto a las parasomnias incrementa la presencia de pesadillas sobre todo en las personas que acostumbran escuchar música en la cama antes de dormir. Y las personas que ven televisión tienden a hablar más dormidos, trastorno llamado noctilalia”, explicó.

 

Indicó que este mal hábito altera la producción de melatonina, hormona que se secreta de manera natural como una respuesta a la oscuridad.

 

“La luz se percibe a través de la retina y esta viaja al núcleo supraquiasmático, estructura considerada nuestro reloj biológico, por lo que al estimular con luz artificial es alterado nuestro ciclo de sueño provocando retraso de fase y, en algunos casos, insomnio”, abundó.

 

La especialista añadió que este problema afecta principalmente a los adolescentes, pues entre el 25 y el 40% tiene un sueño deficiente.

 

De acuerdo con la especialista, el uso de dispositivos aumenta también el sedentarismo y el consumo de bebidas con cafeína.

 

“Desafortunadamente estos cambios no son compatibles con los horarios sociales y escolares que demandan despertarse temprano y tener múltiples actividades durante el día”, señaló.

 

Esto, alertó, conlleva a alteraciones cognitivas, cansancio y somnolencia que si no es manejada de manera adecuada puede generar depresión, ansiedad, obesidad, adicciones y riesgo de enfermedades cardiovasculares.

 

En ese sentido, Terán Pérez dio algunas recomendaciones para utilizar los dispositivos sin causar problemas de sueño, como el evitar su uso dentro de la habitación y apagarlos por lo menos 30 minutos antes de acostarnos (una hora en los niños).

 

“No exponernos a ningún dispositivo que genere luz artificial y cuidar que el contenido de lo que vemos antes no nos sobreactive, es decir, evitar juegos violentos, luces brillantes, música muy alta o cualquier cosa que nos estimule”.

 

Por último, la doctora reiteró la importancia de mantener por la noche actividades relajantes que faciliten el inicio del sueño.