Una de las múltiples dificultades que sorteó la Línea 12 del Metro en su construcción ocurrió en la esquina de Ermita Iztapalapa con el Eje 3 Oriente. A pesar de que desde 1996 estaba previsto que en ese punto cruzaran las líneas 8 y 12 del Metro, el gobierno del Distrito Federal construyó un distribuidor vial.
El distribuidor que menciono fue uno de los causantes de los cambios de ruta de la Línea 12, cuyo trazo definitivo se resolvió con la expropiación o compra de predios en el frente de calle de la Calzada Ermita, en un tramo de 400 metros, una acción cara y difícil de ejecutar. Al costo formal del desnivel, más de 200 millones en 2006, habría que sumar lo que se pagó por estos predios.
Cito este ejemplo porque el gobierno del Distrito Federal está a punto de cometer en el Circuito Interior la misma irresponsabilidad que en 2006.
A sabiendas de que la Línea 10 del Metro está prevista desde hace 19 años en Insurgentes, la Secretaría de Obras y Servicios está por iniciar las obras de un túnel vial que complicará y encarecerá las obras del Metro, por tan sólo 10% de los beneficiarios que tendría dicha la línea. Según el “Plan Maestro del Metro y Trenes Ligeros” emitido por la Secretaría de Transportes y Vialidad, el Sistema de Transporte Colectivo Metro y el Servicio de Transportes Eléctricos, la Línea 10 transportará a 1,032,382 usuarios diariamente.
De acuerdo con el documento que cito, y que no ha sido actualizado formalmente en los últimos 19 años, la Línea 10 debería partir de Eulalia Guzmán, en Tlaltelolco, hacia Cuicuilco, sin desviarse de Insurgentes, salvo para librar la Glorieta de Insurgentes, con una extensión de 18.6 kilómetros.
El Metrobús cubre hoy una ruta un poco más amplia, 27 kilómetros, con más de 500 mil usuarios por día, completamente saturado y sin posibilidades de crecer. Tarde o temprano tendrá que tomarse una decisión respecto a la construcción de la Línea 10 del Metro o la extensión al sur del tren suburbano. El paso a desnivel ocupará desde el nivel superficial hasta 22 metros de profundidad, lo que forzará a construir el Metro a unos 30 metros bajo el nivel de calle, con el consecuente encarecimiento de la obra y la complicación de entradas y salidas para los usuarios de las estaciones más cercanas (Plateros y Extremadura, según el plan, esta última ya denominada Insurgentes Sur en la Línea 12).
Dejando de lado que para acceder a los túneles de Río Mixcoac habrá que tomar calles secundarias de las colonias San José Insurgentes y Florida, la decisión de hacer un túnel con 22 metros de profundidad elevará el costo real de la obra (según mis estimaciones, en 100 millones de dólares).
No hay proporción: Línea 10 del metro, más de un millón de beneficiarios directos; paso a desnivel, poco más de 100 mil beneficiarios.
El problema que refleja la decisión de construir el paso a desnivel, sin prever el derecho de vía del Metro, muestra cómo se anteponen las decisiones de corto plazo. La falta de planeación que acusa el gobierno de Miguel Ángel Mancera para la Línea 12 del Metro, la repite él con la Línea 10. Los costos adicionales que su monumental túnel impondrá al transporte público deberían ser juzgados como daño patrimonial a la ciudad, a no ser que en las tablas de Moisés haya un decimoprimer mandamiento escrito en letras chiquitas: No planearás.