El presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, podrán estar más tranquilos con el crecimiento de la economía en este año que lo que estuvieron en los dos años anteriores.
Según los últimos estimados de los analistas, éstos apuntan a que si bien la economía no crecerá a un ritmo de 3.7% como lo había pronosticado originalmente Hacienda en el Paquete Económico presentado al Congreso, sí parece haber consenso entre los economistas del sector privado en un crecimiento de la economía alrededor de 3.4%. No muy lejos de la meta establecida por el gobierno.
La cifra no es la que había prometido Peña Nieto cuando en sus primeros discursos de su gobierno alentaba a apoyar las reformas económicas que había emprendido. En aquel momento se decía que México podría estar creciendo por encima de 4% para terminar su gobierno con crecimientos anuales superiores a 5%.
Sin embargo, dado que el crecimiento económico para 2014 se estima que fue entre 2.1% y 2.2% por la media de los analistas -en línea con el promedio del crecimiento en América Latina- ahora se ve con cierto optimismo un crecimiento cercano a 3.5% para este año.
Ayer el Banco Mundial, BM, pronosticó que la economía mexicana crecerá 3.4% en este año, por encima del crecimiento mundial esperado de 3% (que ha venido desacelerándose en los últimos meses si tomamos en cuenta que el pronóstico en junio era de 3.4%) y muy por arriba del 2.6% de crecimiento esperado para los países de América Latina. Un pronóstico comparativo muy alentador para México si se toma en cuenta que los mayores países de la región -Brasil, Chile, Argentina- habían estado creciendo a tasas muy superiores a la mexicana en los últimos años.
La explicación del dinamismo económico mexicano esperado se concentra básicamente en un ‘tren bala’ llamado Estados Unidos que viene creciendo a una velocidad inusitada. Se espera que la economía estadunidense crezca entre 3.1% y 3.3% en este año -quizá la tasa más alta en la última década- después de que el año pasado habría crecido en torno a 2.3%. Indicadores como la generación de empleos, la tasa de desempleo, las ganancias bursátiles, el crecimiento de la industria, las bajas tasas de interés y el desplome en el precio de las gasolinas, han disparado el consumo como no se veía desde los años previos a la crisis financiera.
Por eso cuando hoy por la noche el presidente Barack Obama pronuncie su discurso sobre el Estado de la Unión, lo hará respaldado por la mejor situación económica estadunidense desde que asumió el gobierno en plena crisis.
Si bien la recuperación económica estadunidense no ha llegado a tiempo para que los demócratas eviten la dolorosa derrota en las recientes elecciones, ni será suficiente para que el presidente Obama impulse sus iniciativas en el Congreso, es muy probable que sí sirva para que el gobierno de Peña Nieto enfrente las elecciones intermedias en México con relativo éxito, más aún cuando sus principales adversarios políticos -PAN y PRD- enfrentan fuertes divisiones internas.
La economía mexicana crecerá a un mayor ritmo en 2015 -a diferencia de Brasil o de Chile cuya dependencia de las economías asiáticas y europeas es mucho mayor que la mexicana- gracias a la fuerte recuperación económica de la manufactura y del consumo del vecino del norte.
Cuando la economía de EU crece un punto porcentual tiene un efecto positivo por alrededor de 0.6 puntos porcentuales en el PIB mexicano; así que más o menos 60% del crecimiento esperado en México se deriva de lo que hagan nuestros vecinos del norte. El crecimiento restante -alrededor de 1.4 puntos porcentuales- deberá gestarse por el crecimiento de la inversión y del consumo internos.
Pero no hay duda: El tren bala llamado EU será fundamental en el derrotero de la política interna del gobierno.