GREEN BAY. El safety Micah Hyde se abstuvo de mirar la televisión. El receptor Randall Cobb se sintió como en una pesadilla y el integrante de la línea ofensiva Josh Sitton consideró incluso que hubiera sido mejor que los Empacadores no avanzaran a los playoffs.

 

Antes de que Green Bay pueda concentrarse en el trabajo para la siguiente temporada, deberá digerir el increíble colapso sufrido el domingo ante los Halcones Marinos de Seattle, en el partido por el título de la Conferencia Nacional.

 

Esta derrota seguirá doliendo por un buen tiempo a los Empacadores, que estuvieron a un palmo de llegar al Super Bowl.

 

“Va a ser difícil. Y cuando es el último partido, resulta muy difícil recuperarte. Sientes como si hubieras desperdiciado siete u ocho meses”, reconoció Sitton, mientras los jugadores vaciaban sus casilleros en el Lambeau Field.

 

“¿Para qué llegamos tan lejos?”, preguntó el guard electo para el Pro Bowl. “Preferiría no haber avanzado siquiera a los playoffs”.

 

Fue un amargo final de una campaña en la que el quarterback Aaron Rodgers tuvo un desempeño digno del premio al Jugador Más Valioso, para conquistar por cuarta ocasión consecutiva el título en la División Norte. Las buenas actuaciones de la ofensiva redituaron triunfos contundentes en octubre y noviembre, mientras que algunos ajustes a media temporada robustecieron la defensa contra los acarreos.

 

Pero los Empacadores (13-5) no pudieron culminar la obra y cayeron por 28-22 ante los Halcones Marinos.  Una patada corta se le escurrió de las manos a Brandon Bostick, de Green Bay, y Seattle recuperó el ovoide lo que fue fundamental para la derrota, aunque también hubo otras jugadas que influyeron en el revés.

 

“Literalmente, pueden elegir una de 10 jugadas que si hubiéramos hecho bien nos daban la victoria. Es frustrante cuando sabes que deberías haber ganado un partido porque fuiste el mejor equipo. Creo que fuimos los mejores todo el día, salvo en los últimos tres minutos”, reconoció Sitton.