Canek Sánchez Guevara, nieto del guerrillero Ernesto Che Guevara, murió la víspera a los 40 años en la ciudad de México producto de complicaciones durante una cirugía cardiovascular a la que fue sometido.
Canek, quien fue en su vida duro crítico del régimen castrista, vio mermada su salud severamente por una infección en el corazón que le fue identificada como causante de una neumonía y falla renal, lo que obligó a su hospitalización.
Fue sometido a una cirugía de emergencia para reemplazarle dos válvulas del corazón, pero falleció en el quirófano.
Es velado en el Gayoso de Félix Cuevas, en la ciudad de México.
Su tío Martín Guevara confirmó el deceso a través de un post publicado en su blog personal.
“Ha muerto mi sobrino Canek Sánchez Guevara, hijo de Hildita, la mayor de todos mis primos y una de las mejores Guevara sin dudas.
No tengo palabras”.
Destacó que Canek, que significa “Serpiente negra” en Maya, y su madre vivieron a tope. Fueron libres, valientes, inteligentes, cultos y también dañados por este mundo, tocados en el costado pero no hundidos.
“Apestado para todos los obsecuentes de Fidel y Cía, le dieron la espalda de la manera más abyecta, por ser valiente desde jovencito, punk, rebelde, y perseguir esa verdad interior que te lleva tanto al error como a la originalidad, consecuente con sus planteos, denunciaba sin titubear las andanzas de todo menos revolucionarias de los que abandonaron a su abuelo”, escribió Martín Guevara en una sentida despedida.
Hijo de Hilda Guevara Gaesa y Alberto Sánchez Hernández nació en La Habana en 1974.
Canek se convirtió en un inconforme con Cuba y abandonó su país natal en 1996 para instalarse en Oaxaca. En México se desarrolló como escritor, diseñador y promotor cultural.
“Me hice en Cuba: la amé y la odié como sólo se puede amar y odiar algo valioso, algo que es parte fundamental de uno”, confesó en un texto autobiográfico escrito en 2006 el también editor de Textocracia.
Señaló que uno de los puntos que lo alejó de la Isla fue “la criminalización de la diferencia”, mediante la “persecución de homosexuales, hippies, librepensadores, sindicalistas y poetas” y la instalación de una “burguesía socialista (…) fingidamente proletaria”.