EL CAIRO. Varios líderes internacionales acudieron hoy a Riad para trasladar sus condolencias al nuevo rey saudí, Salmán bin Abdulaziz, por la muerte de su hermano Abdullah bin Abdulaziz al Saud, en un gesto de continuidad del compromiso con esa monarquía.
Mientras que Arabia Saudita llora la muerte de su anterior monarca, dirigentes como el presidente francés, François Hollande; el egipcio, Abdelfatah al Sisi; o el rey español Felipe VI, viajaron a Riad para dar el pésame a la familia Bin Abdulaziz, y así, reafirmar su intención de seguir colaborando con su Casa Real.
Felipe VI y el ministro español de Defensa, Pedro Morenés, expresaron sus condolencias a Salmán durante un encuentro de “unos minutos” en Riad, dijo a Efe una fuente de la Casa Real española.
La fuente añadió que ambos intercambiaron “los habituales saludos” con los demás jefes de Estado presentes en Riad, puesto que “ni el lugar ni las circunstancias” permiten otro tipo de encuentros.
También se espera la próxima visita a Riad del presidente estadunidense, Barack Obama, y su vicepresidente, Joe Biden.
En tanto, el presidente venezolano anunció este sábado que viajará a Arabia Saudita para presentar sus condolencias a las autoridades de ese país por la muerte del rey.
Al final de un acto en el centro de Caracas, Nicolás Maduro dijo que partiría a Arabia Saudita para llevar personalmente las condolencias de su gobierno a los funerales de estado del rey Abdullah.
Quien también visitó hoy Riad fue el ministro iraní de Exteriores, Yavad Zarif. Un viaje de un miembro del gobierno de la república islámica chií a la monarquía suní no es algo habitual: esto supone empezar con buen pie el arreglo de las diferencias entre ambos países, que no son pocas, y no solo religiosas.
Irán ha jugado un papel determinando en los conflictos abiertos actualmente en la región. Desde la guerra en Siria con su apoyo al régimen de Bachar al Asad, hasta su cooperación con el movimiento chií de los hutíes en el Yemen, lo que está provocando un laberinto político en Saná.
En su primer discurso como monarca saudí, Salmán hizo ayer hincapié en “la necesidad extrema de unidad y cooperación” entre las naciones árabes y musulmanas, lo que, en un contexto de rivalidad con Irán y de división regional, adquiere especial importancia.
El rey Salmán se huele la que se le viene encima y el Oriente Medio que le espera. Tras la muerte de su hermano Abdullah, escribió en su cuenta de Twitter un mensaje en el que le pide a Alá que le ayude a mantener la seguridad y estabilidad en el país, así como “protegerlo de todos los males”.
En otras circunstancias, esas palabras pasarían inadvertidas, pero en la situación de explosión regional suponen el establecimiento de las prioridades del nuevo rey, un hombre de avanzada edad que afronta desafíos a nivel interno en cuanto a derechos humanos, pero también externo con la guerra antiterrorista.
El nuevo monarca, de 81 años, se refirió a los desafíos externos, pero no hizo mención alguna a los internos. Incluso sentenció que habrá una continuidad con las políticas tradicionales y conservadoras vigentes en el país desde la instauración de la actual Casa Real, descendiente de la dinastía Al Saud.
En un informe tras la muerte del rey Abdullah, la organización Human Rights Watch estableció los retos que tiene por delante Salmán, entre las que remarcó especialmente el campo de las mujeres, con la necesidad de poner fin al sistema de tutela masculina (para viajar, obtener pasaporte, casarse o estudiar) y la prohibición de conducir.
Asimismo, mostró su preocupación sobre la situación de las libertades de expresión, opinión y reunión, y exigió paralizar la detención de activistas pro derechos humanos, y la excarcelación de los que están presos con penas de más de diez años por delitos relaciones con el uso del lenguaje.
Entre un largo listado de tareas, también añadió su queja por el castigo con cárcel a personas acusadas de practicar “brujería” o de “sembrar la discordia”, y criticó duramente la ley contra la ciberdelincuencia de 2007, que permite procesar a usuarios de las redes sociales.
DEC