Björk ha sido una de las figuras públicas más controversiales de los últimos años. Durante los noventa, después de dejar a la banda islandesa Sykurmolarnir (o Sugarcubes en inglés), y con su álbum de estudio, Debut (1993), demostró el talento que la ha llevado a crecer a lo largo de su carrera. De ahí, Björk creció gracias a álbumes como Post (1995) y Homogenic (1997).

 

Por desgracia, a veces se hace hincapié en eventos de su vida personal, como el sujeto que se suicidó después de tratar de asesinarla con una bomba de ácido o sus ataques a reporteros, en vez de resaltar su talento. Así que recapitulemos algunos puntos de sus logros artísticos en este nuevo siglo.

 

Vulnicura (2015)

 

Con su más reciente producción, Björk deja en claro que no ha envejecido para nada y que su talento aún no conoce el límite. Es un álbum que resume la carrera de la cantante islandesa, pero deja a un lado la parte experimental de la década pasada para convertirse en algo más digerible, sin cambios bruscos o rupturas en los ritmos, excepto quizás en “Family” donde a la mitad, como marca de la del desequilibrio, las cuerdas de la canción pierden la cadencia y parecen torpes golpeteos sobre las cuerdas, pero que logran un efecto trasgresor.

 

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