La lepra, aunque es un padecimiento curable, no está erradicado en el país. En 2014 se contabilizaron 702, lo que representa una reducción de más de 50% de los casos en quince años.
Uno de los problemas es la falta de un diagnóstico oportuno y certero, sostuvo la presidenta del Consejo Mexicano de Dermatología, Gladys Guadalupe León Dorantes.
“Se debe instruir a los médicos generales para que refieran a los pacientes de forma oportuna, pues existe el riesgo de un rebrote porque no es un padecimiento erradicado. El dermatólogo es el más capacitado para dictaminarlo y tratarlo”, resaltó.
La también académica de la Facultad de Medicina de la UNAM destacó que en 1990 el país registró casi 17 mil enfermos, y para el año 2000 se cuantificaron mil 685, y fueron los estados de Sinaloa y Colima los de mayor prevalencia.
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, el último domingo de enero, dijo que este padecimiento afecta sobre todo a personas mayores de 15 años y se manifiesta en la edad productiva, con predominio en hombres; su periodo de incubación promedio es de cinco años.
Este mal es una de las enfermedades de menor reputación porque ataca la apariencia por sus características deformantes y sus manifestaciones cutáneas. Es una infección crónica causada por Mycobacterium leprae, bacteria que afecta principalmente la piel y los nervios periféricos.
La localización de las lesiones es más frecuente es en la cara, tronco y extremidades. Es una enfermedad curable, difícilmente contagiosa que, para adquirirla se requiere convivencia estrecha y prolongada con el paciente.