Voté por primera vez el 18 de agosto de 1991. Senador, diputado federal y representante a la Asamblea del Distrito Federal; cada uno lo hice por un partido distinto. Siendo aún estudiante de licenciatura, experimentaba una transición desde un socialismo dogmático hacia una versión mexicana del Woody Allen de Hannah y Sus Hermanas, quien pasa de judío a católico y luego a hinduista y a budista. Mi panorama político se abrió hacia una búsqueda similar de alternativas políticas, que en el caso del Partido Verde sólo duró unas horas.

 

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Una semana después de las elecciones de 1991 parecía el momento de participar. Las cifras preliminares le daban el registro, pero con el cómputo final quedaban fuera. Tuve el tino de aparecerme por primera vez en una asamblea en la que todos los asistentes demandaban a Jorge González Torres defender el voto para mantener el registro. La respuesta de éste era un disco rayado: “háganle como quieran”. No volví.

 

En el autoritarismo del “háganle como quieran” podemos resumir la historia del partido. El Verde fue creado para un propósito pro gobierno y en 1991 lo cumplió. Servía al sistema. Su siguiente elección fue en 1994, ya como Partido Verde Ecologista de México, y desde entonces ha venido creciendo de manera constante, lo mismo que su capacidad para influir en la agenda.

 

Jorge Emilio González, líder del PVEM, acumula ya 15 años como legislador. Sus discursos y escándalos no muestran capacidad política o preparación académica. Todo lo contrario, el video en el que pedía dos millones de dólares para gestionar un permiso, o el misterioso suicidio de una modelo búlgara en uno de sus departamentos, tendrían que haber sepultado su carrera política, sin embargo, mantiene el control de su partido y hasta podría llegar a gobernador de Quintana Roo.

 

El PVEM ha funcionado desde 2003 como aliado del PRI. Le ha rendido frutos. Hoy tiene incluso un gobernador, Manuel Velasco, nueve senadores y 3% de los diputados federales. Con el surgimiento de Morena y la crisis en el Partido de la Revolución Democrática, estos tres partidos se perfilan para tener porcentajes similares de votación, alrededor de 10%. El PVEM no se merece la votación que recibe, pero seguirá creciendo.

 

¿De qué partido surgirá el próximo presidente de México? Uno puede pensar que el PRI, por ser el gobernante, tiene posibilidades; el PAN, por haber gobernado 12 años al país; Morena y PRD tendrían alguna posibilidad… ¿Y el Verde? Este partido podría seguir siendo un aliado natural del PRI los siguientes años, pero algún día dejará de serlo.

 

PRI, PAN y PRD viven una lucha interna por el poder. En el PVEM, como en Morena, hay un grupo estable que detenta el liderazgo. El padre de Jorge Emilio González se “jubiló” relativamente joven. ¿Qué pasaría si él hiciera lo mismo y el PVEM se dedicara a construir una verdadera agenda verde, en vez de una telebancada?

 

En esta elección podríamos encontrar un punto de quiebre en la historia del PVEM. 10% de los votos representará más de 50 diputados y por tanto nueve más de los que obtuvo el PRD en su primera elección federal, en 1991. Ya pueden aspirar al poder. El PRI lo sabe y tal vez por eso esta semana se viralizó en las redes la prepotencia del gobernador de Chiapas. El Verde puede ser peligroso y háganle como quieran.