MADRID. El equipo de investigadores que buscan los restos del escritor Miguel de Cervantes en el Convento de las Trinitarias, en esta capital, aclaró hoy que los huesos encontrados el fin de semana en una caja con las letras M.C. aún están sin identificar.
El pasado sábado se retomaron los trabajos forenses y antropológicos de la búsqueda de Cervantes, y en una de las criptas revisadas se halló un ataúd con las siglas M.C. remachadas en hierro sobre un trozo de madera muy deteriorado.
La revelación levantó gran expectativa, pero este lunes el equipo que encabeza el forense Francisco Etxeberría informó que “habrá que estudiar estos restos y habrá que ser pacientes”, pues “todavía no se puede concluir que se trata de los restos de Cervantes”.
Etxeberría precisó que debido a que no hay una confirmación, por lo que serán sometidos a más pruebas que permitan saber si corresponden o no al escritor, ya que con las primeras revisiones no se puede determinar.
El autor de “Don Quijote de la Mancha” habría sido enterrado en el interior de ese convento el 23 de abril de 1616, y parte de la investigación se basa en escritos que hacen referencia a ese lugar, en concreto el escrito de 1870 de Mariano Roca, titulado “La sepultura de Cervantes”.
Los investigadores revisan 36 tumbas que hay en una gran cripta en el convento, así como siete más en el suelo, donde ya en meses pasados se detectó su presencia mediante un georradar.
La investigación se retomó el sábado con la revisión de los escritos en las lápidas, que estaban tapados por una capa de yeso, y se grabará en video el interior de los nichos.
Para el caso concreto de Cervantes, las indagaciones se centran en los huesos de un hombre de 69 años, con seis dientes mal alineados, y heridas en el brazo izquierdo que se hizo el escritor en la guerra del Lepanto.
En esta segunda etapa trabajarán más de 20 expertos entre antropólogos, historiadores, forenses y otros, divididos en cuatro equipos, los que documentarán sus hallazgos y procedimientos en un informe técnico.
El 28 de abril del año pasado comenzaron los primeros pasos de la investigación en el Convento de las Trinitarias, en un espacio de 250 metros cuadrados.