MADRID. La escritora mexicana Elena Poniatowska cree que el periodismo que interesa en América Latina “es el de la indignación, la denuncia y la crítica al poder”, e indignada se siente ante el asesinato de los 43 estudiantes de Iguala, Guerrero, que “no puede quedar impune”.
“El Gobierno mexicano parece haber clausurado el caso. Creo que le apostaron al olvido”, afirma en una entrevista con Efe esta escritora que tras recibir el pasado mes de abril el Premio Cervantes, será investida mañana doctora honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid.
Poniatowska (París, 1932) ya es doctora por universidades de México, Estados Unidos y Francia, pero el de mañana es el primer doctorado que le otorgan en España y “es la primera vez que la Complutense se lo da a una mexicana”, dice con orgullo.
Ayer y hoy, esta periodista incansable y escritora prolífica ha asistido en la Facultad de Filología de la citada universidad a diferentes actos organizados con motivo de su investidura.
En la entrada de la facultad hay un gran panel con las fotografías de los 43 estudiantes de Ayotzinapa asesinados, “un crimen de lesa humanidad. Una mancha atroz en la vida oficial y política de nuestro país ya de por sí hundido en el lodo”, dijo Poniatowska en el discurso que pronunció en El Zócalo de la capital mexicana el pasado mes de octubre.
La escritora llegó a España el martes, el día en que la fiscalía mexicana aseguró haber comprobado “científicamente” y “a plenitud” que los 43 estudiantes fueron asesinados e incinerados en un basurero por miembros del cártel de Guerreros Unidos al creer que pertenecían a un grupo rival.
“Hasta ahora esos asesinatos han quedado impunes, pero espero que no sea así porque hay muchos movimientos sociales para denunciar lo que está sucediendo”, le dice a Efe la autora de “La noche de Tlatelolco”, ese famoso libro suyo sobre la matanza estudiantil de 1968 del que Escolar y Mayo acaba de publicar una edición conmemorativa.
Poniatowska es un ejemplo de escritora comprometida con el mundo que le ha tocado vivir. Le ha dado voz en sus obras a los más desfavorecidos y a las mujeres, “las grandes olvidas de América Latina”.
Y, como dijo en su discurso del Premio Cervantes, quiere darle voz a esos millones de pobres cuyo silencio “es también un silencio de siglos de olvido y de marginación”.
“En mi caso es muy difícil hacer otro tipo de Literatura porque la realidad es muy fuerte en México, interviene mucho en la vida personal, entra por las ventanas y no se puede seguir escribiendo sobre cosas de uno si lo que está sucediendo fuera te jala y, además, es tan grave”, señala durante la entrevista.
“¿Cómo te quedas encerrado en tu casa cuando hay un terremoto, matanza de gentes, injusticias sociales tremendas y un abismo entre una clase social y otra?”, se pregunta la escritora.
Le preocupan la violencia -“México es un país muy violento, más que otros”, asegura- y la corrupción, que “está muy enclavada en los países de América Latina”.
Pero “lo que es también muy grave es la impunidad porque no se castiga la corrupción. Son impunes desde los presidentes de la República, que todos tienen fama de deshonestos, hasta los secretarios de Estado”, afirma la autora de “La piel del cielo” (Premio Alfaguara), “El tren pasa primero” (Premio Rómulo Gallegos) y “Leonora” (Premio Biblioteca Breve).
Por eso cree que el periodismo no debe ser complaciente con el poder, y menos en América Latina donde “el que interesa es el de la indignación, el de la denuncia y el de la crítica a los dirigentes”.
Aunque hay otros que tienen una visión diferente del periodismo: “En México hay mucha gente que se la vive muy bien, sin crearse problemas, y hay intelectuales que pertenecen al ‘establishment’, que son como floreros”, comenta Poniatowska, que comenzó a ejercer de periodista muy joven y continúa haciéndolo a sus 82 años.
Colabora con numerosos medios de comunicación y es miembro fundador del diario La Jornada.
Con tanto viaje y tantos reconocimientos como ha recibido últimamente, le queda poco tiempo para escribir.
De momento, ha dejado aparcada la novela que quería escribir sobre el último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, antecesor de su familia.
“No sé polaco y necesito tiempo para escribirla, mucha concentración. Es un drama que tengo que resolver”, dice con humor “la princesa roja”, hija del príncipe Jean E. Poniatowski y de la mexicana Paula Amor.
Pero sí está a punto de finalizar una novela sobre Lupe Marín, la segunda esposa de Diego Rivera, “una mujer que fue tragada por Frida Kahlo y que le dio dos hijas al pintor”.
“Es una novela sobre una etapa de México muy interesante, la de inmediatamente después de la revolución”, concluye la escritora.
MG