El Equipo Argentino de Antropología Forense, que trabaja con la fiscalía mexicana en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos hace más de cuatro meses en Iguala, Guerrero, aseguró que la investigación ha tenido errores y no ha considerado elementos que a su juicio afectan las evidencias y hacen imposible ofrecer todavía una versión concluyente del destino de los jóvenes.
Los peritos del equipo, que se reunieron el sábado con familiares de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa para informarles sobre algunos de sus hallazgos, afirmaron en un comunicado que las autoridades han hecho una “lectura parcial de las evidencias” para dar preferencia a los datos que coinciden con la versión oficial, y que se han cometido “irregularidades” en el resguardo de los lugares sometidos a investigación y “errores” por parte de la Procuraduría General de la República al elaborar los perfiles genéticos de 16 familias.
El procurador Jesús Murillo Karam dijo el 27 de enero que la “verdad histórica” del caso, “basada en las pruebas aportadas por la ciencia” y en numerosas declaraciones y peritajes, es que policías municipales detuvieron a los jóvenes en la ciudad de Iguala y los entregaron a miembros del cártel Guerreros Unidos, los cuales los mataron y quemaron en el basurero de la municipalidad vecina de Cocula y luego echaron sus restos al río para borrar evidencias.
Sin embargo, los peritos argentinos insisten en que “no hay evidencia científica” para tal afirmación. Ellos han trabajado con las mismas evidencias que la procuraduría y aún continúan el análisis de parte del material recogido en el basurero de Cocula.
Según la información ofrecida el sábado, en el basurero hay restos humanos que no son de los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa. El EAAF señaló que, por ejemplo, localizó una prótesis dental con un fragmento de mandíbula que no corresponde a ninguno de los 43, porque ninguno de los jóvenes llevaba prótesis.
Además, los peritos señalaron que, a partir del análisis que hicieron de fotos satelitales y de los estratos de la tierra de ese lugar, se demuestra que en la misma zona del basurero donde la PGR dice que se hizo una gran hoguera para quemar a los 43, hubo “múltiples focos de fuego” diferentes y anteriores al 26 de septiembre de 2014, cuando los estudiantes fueron detenidos ilegalmente y entregados al grupo criminal.
Para los argentinos las evidencias encontradas no niegan ni excluyen la versión oficial, pero tampoco la confirman porque los restos hallados ahí podrían ser consecuencia de cualquier fuego ocurrido en el lugar en los últimos cuatro años. Por eso piden “un mayor tiempo de análisis” de toda la información y restos recabados.
El EAAF consideró una “seria irregularidad” que la fiscalía no les informara de una visita que hizo al basurero el 15 de noviembre en la que la PGR encontró 42 casquillos percutidos. En esa fecha, funcionarios dieron fe de que el lugar no estaba resguardado.
Y aunque el equipo alertó de esta situación y de los peligros que podía tener para la investigación que cualquiera pudiera entrar al basurero y afectar evidencias, que corren así el peligro de ser invalidadas en un juicio, el lugar permaneció sin vigilancia del 7 al 27 de noviembre.
Los peritos argentinos insisten en la importancia de que les permitan acceder a la primera parte de la cadena de custodia de los restos humanos encontrados por autoridades mexicanas en el río y donde estaba el único hueso que ha podido ser identificado.
En el comunicado volvieron a recordar que ellos no estuvieron presentes cuando se localizaron los restos supuestamente carbonizados de los jóvenes y que, cuando accedieron a ellos, las bolsas en las que habían sido arrojados al río ya estaban abiertas.
Otro problema de la investigación, según los peritos argentinos, es que la procuraduría cometió errores —y así lo reconoció ante el equipo— al elaborar los perfiles genéticos obtenidos de la sangre de 16 familias para enviarlos al laboratorio de la Universidad de Innsbruck, en Austria, donde se busca determinar si algunos restos corresponden a los de los estudiantes.
“Cabe señalar que en experiencia del EAAF, es inusual tener diferencias entre laboratorios de análisis de ADN en lo que se refiere a perfiles genéticos que emanan de muestras de sangre tomadas directamente a familiares, ya que el procesamiento de las mismas es sencillo”, según el comunicado.
Para sacar los perfiles genéticos, los argentinos usaron un laboratorio de Estados Unidos y la PGR los suyos propios antes de enviar esos datos a Austria, que sólo ha identificado a uno de los estudiantes a partir de uno de los restos quemados y realiza nuevas pruebas a otros más.
El grupo de expertos pidió a la procuraduría un encuentro entre peritos para confrontar las diversas teorías y que les permitan continuar su trabajo con las mayores facilidades.
Organizaciones activistas como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han cuestionado también la investigación oficial y mostraron su preocupación de que la tesis de la procuraduría se base, fundamentalmente, en los testimonios de presuntos asesinos confesos.
GH
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