Guiyu, un poblado de la provincia de Guangdong, al sur de China, es uno de los principales cementerios de chatarra electrónica en el mundo. Si bien esta millonaria actividad da empleo a 80 mil residentes de 130 mil habitantes, el costo medioambiental ha sido elevado.

 

Con varios miles de millones de aparatos electrónicos en desuso y con un periodo de vida cada vez más corto, su disposición plantea todo un reto. Tan sólo China genera unos seis millones de toneladas de desechos electrónicos al año, Estados Unidos 7.2 millones y el mundo entero 48,8 millones, según datos de la ONU.

 

Una gran cantidad de residuos procedentes de todas las regiones del mundo llega al poblado de Guiyu, aunque no es el único en China. Según la Administración Estatal de Medio Ambiente China (SEPA, State Environmental Protection Agency) hay otros cementerios de este tipo en Longtan, Tali, Taishou (provincia de Zhejiang) y en Hunan.

 

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Médica de Shantou reveló que en Guiyu la contaminación con metales pesados ha vuelto tóxicos el aire y el agua y los niños tienen altos niveles de plomo en la sangre.