JERUSALÉN. Son las horas más bajas entre Israel y Estados Unidos. Por si quedara alguna duda simplemente hay que atender a las palabras que dedicó ayer el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu: “Las grandes potencias (Estados Unidos, Francia, Rusia, Gran Bretaña, China y Alemania) e Irán galopan hacia un acuerdo que permitirá a Irán armarse con armas nucleares, que pondrán en peligro la existencia del Estado de Israel”, dijo Netanyahu al inaugurar la sesión semanal con su Consejo de Ministros.

 

En una cadena de mensajes que viene repitiendo desde hace varios años, el jefe del Gobierno israelí, sostuvo que el acuerdo en ciernes es “malo y peligroso” y recordó que urge a Israel tratar de impedir su firma porque el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, se reunió el viernes con su colega iraní Mohammad Javad Zarif.

 

“Anunciaron que tienen la intención de completar un acuerdo marco hacia finales de marzo, de aquí la urgencia de nuestros esfuerzos para tratar de bloquear este malo y peligroso acuerdo”, subrayó en aparente alusión a su criticada decisión de viajar a Washington a dar un discurso ante el Congreso de EU el 3 de marzo.

 

El previsto discurso, por invitación de los líderes republicanos, ha generado una crisis con la Administración del demócrata Barack Obama, que no fue puesto al tanto de antemano y lo consideró una “violación del protocolo”.

 

En otra muestra de rechazo, la Casa Blanca aseguró hace dos semanas que Obama no recibirá a Netanyahu durante su visita, algo sin precedentes en las relaciones bilaterales, y este fin de semana se conoció que el vicepresidente Joe Biden boicoteará el discurso junto con otros líderes demócratas.

 

Por el contrario, y en lo que ha sido interpretado por la opinión pública local como una claro mensaje al primer ministro derechista, el vicepresidente mantuvo este fin de semana un encuentro en Munich con el jefe del Partido Laborista israelí, Itzjak Herzog, que aspira a sustituirle al frente del Gobierno israelí.

 

Es tiempo del acuerdo

 

MÚNICH. Con el plazo límite para alcanzar un acuerdo nuclear con Teherán acercándose, funcionarios iraníes destacaron la voluntad de llegar a un acuerdo, con el ministro de Exteriores, Mohammed Javad Zarif, diciendo en una reunión con altos diplomáticos de todo el mundo y funcionarios de Defensa de que “esta es la ocasión”.

 

Estados Unidos y sus cinco socios negociadores — los otros miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y Alemania — esperan cerrar un acuerdo que establezca límites en el largo plazo al enriquecimiento de uranio de Teherán y a otras actividades que puedan generar material para armas nucleares.

 

Ambas partes están sometidas a una creciente presión ante la cercanía de dos fechas clave: una para ponerse de acuerdo sobre los puntos principales a tratar, a finales de marzo, y otra para llegar a un acuerdo global antes del 30 de junio.

 

Zarif dijo que ahora hay ocasión para llegar a un acuerdo final. En una conferencia de seguridad en Múnich, se reunió por separado con todos los países involucrados, excepto Francia, cuya reunión estaba programada para la noche.

 

“Esta es la ocasión para hacerlo y tenemos que aprovechar esta oportunidad”, dijo. “Quizás no se repita”.

 

Irán dice que su programa tiene como único objetivo la producción de energía y fines de investigación médica. Teherán ha accedido a algunas restricciones a cambio de alivios, valorados en miles de millones, de las sanciones económicas de dólares impuestas por Estados Unidos.

 

Desde Teherán, el líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en todas las decisiones importantes, dijo en un comunicado publicado en su página de internet que Irán está de acuerdo con Washington en que no lograr un acuerdo es mejor que uno que no satisfaga sus intereses.