BUENOS AIRES. Un nuevo peritaje confirmó que la bala que mató al fiscal argentino Alberto Nisman ingresó por encima de su oreja derecha con una “trayectoria ligeramente ascendente”, compatible con una lesión auto infligida.

 

La bala atravesó el cráneo con una trayectoria de menos de 30 grados, sin orificio de salida, provocando lo que se conoce como “tatuaje de pólvora” (huella provocada por la deflagración y el calor), según detallaron fuentes de la investigación citadas por la agencia oficial Télam.

 

Según expertos consultados por la misma agencia, el arma no estaba colocada directamente sobre la sien sino ligeramente más atrás (aunque la investigación ya aclaró que el disparo se realizó a menos de un centímetro de distancia), por lo que será determinante averiguar si el tiro se realizó con la pistola de frente o ligeramente de costado para constatar la hipótesis del suicidio.

 

La fiscal de la causa, Viviana Fein, estima que para el próximo día 18 estarán listos los resultados del examen toxicológico realizado al cadáver.

 

Nisman, encargado de la causa sobre el atentado contra la mutualista judía AMIA que dejó 85 muertos en 1994, murió de un disparo en la sien en circunstancias aún no aclaradas cuatro días después de haber presentado una denuncia contra la presidenta, Cristina Fernández, por presunto encubrimiento de terroristas iraníes.

 

Hasta ahora el único imputado en el caso es Diego Lagomarsino, el informático que trabajaba con el fiscal y que le entregó el arma que acabó con su vida y fue hallada junto a su cadáver.

 

El caso ha generado conmoción en Argentina y también un escándalo político que perjudica al gobierno.