Así como el refranero explica que al perro más flaco se le pegan todas las pulgas, en el futbol al equipo más rico se le pegan todos los rumores.
Precio que se ha de pagar por tener una capacidad adquisitiva de otra dimensión, no hace falta que un grande esté en crisis deportiva o sediento de títulos para que se le relacione permanentemente con fichajes de jugadores y entrenadores.
Inestabilidad, turbulencia, incertidumbre, el selecto club conformado por Real Madrid, Bayern Múnich, Barcelona, Manchester United, Chelsea, Manchester City, París Saint Germain, ha de aprender a vivir y sobrevivir envuelto por la rumorología, por la sensación de que todos serán reemplazados en cualquier momento, de que un sustituto o competidor acecha a la vuelta de cada esquina.
Tiene su cuota de teatro del absurdo y de información al estilo tiro-al-blanco que el mismo día se especule en los mismos periódicos que los dos tiburones de Manchester están interesados tanto en el técnico madridista, Carlo Ancelotti, como en el atlético, Diego Pablo Simeone. Bajo esas especulaciones han de seguir trabajando, respectivamente, Louis van Gaal en el United y Manuel Pellegrini en el City, lo mismo que las directivas merengue y colchonera a sabiendas de que podrían no contar con sus entrenadores a partir de julio.
Y hablo de información al estilo tiro-al-blanco porque esto suele convertirse en sesión de puntería, en la que tarde o temprano alguien le atinara y entonces aseverará orgulloso el clásico “como aquí adelantamos”.
Si cada equipo grande sumara los fichajes en los que supuestamente está interesado a cada año, le quedarían planteles de cincuenta jugadores y de costos inaccesibles hasta para el jeque más pudiente, al margen de unos cinco estrategas por banquillo.
Pellegrini fue campeón de Liga Premier y Copa de la Liga en su temporada debut al frente de los citizens. En su segunda campaña como local en el estadio Etihad marcha segundo en la tabla general y está clasificado a octavos de final de Champions League, donde le espera un enrachado Barcelona; de ninguna forma la situación ideal, pero tampoco un drama.
Van Gaal, al tiempo, llegó a Old Trafford con la idea de desarrollar un proyecto a largo plazo tras la ineficaz transición post Alex Ferguson encabezada por David Moyes. En su contra está el contar con el plantel que más millones ha gastado en un verano para reforzarse y la evidencia estadística de que sus red devils juegan al pelotazo (opuesto a la tradición de toque y elaboración que caracteriza al holandés). Echarlo en junio sería un sinsentido, más allá de que a diario se plantean eventuales sustitutos.
El Barcelona ya tuvo su momento de chismes a inicio de año, cuando las cosas le iban mal, y el Madrid ahora lo padece, con la versión de que Zinedine Zidane estaría listo para el cargo.
Así han de trabajar y de esa lógica se han de nutrir; prohibido tomárselo a pecho, que una racha de tres buenas victorias y entonces la rumorología apuntará a que serán renovados con aumento de sueldo. Cosas que padece el más rico, al que se le cargan todos los rumores, problema inevitable de tener y de poder.