MINSK. Los mandatarios de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania, reunidos en Minsk para buscar un arreglo a la crisis ucraniana, negociaban intensamente en la madrugada de hoy en un intento de concluir con éxito esta cumbre considerada por muchos como la última oportunidad para la paz.

 
Tras haber llegado a la capital bielorrusa por la tarde, Vladímir Putin, Petró Poroshenko, Francois Hollande y Angela Merkel se encerraron en una sala del Palacio de la Independencia, primero solos los cuatro y después con sus delegaciones, con el objetivo de conseguir un documento capaz de acallar las armas en el este de Ucrania.

 
Pasadas unas cinco horas, en las que los líderes apenas se dejaron ver unos minutos para la foto oficial, el ministro bielorruso de Exteriores, Vladímir Makéi, informó de que había “avances” en las negociaciones.

Más expresivo fue su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, quien precisó que “la discusión es muy intensa” y la negociación “muy activa, mejor que súper”, una expresión que fue muy comentada por los periodistas que cubren la cumbre.

El optimismo de Lavrov pareció contradecirse con la imagen que dejo escapar el presidente Putin, captado por una cámara con una estilográfica rota en la mano debido a la tensión.