Teatral y simpática, carismática y dominante, de aspecto escultural y presencia imponente, Yelena Isinbayeva había conquistado esa noche la medalla de bronce en Londres 2012, quizá poca cosa para quien a lo largo de su carrera impuso veintiocho records y escaló hasta el indiscutible puesto de mejor pertiguista femenina de la historia.

 

No es común, menos en una entrevista sostenida en medio de un enjambre de periodistas y en la incomodidad de la zona mixta habilitada para los Olímpicos, que se logre un genuino diálogo con el atleta, que se capten sus emociones, que se atrape su atención.

 

FOTO LATI

 

Sin embargo, la rusa salió exultante e hiperactiva a su encuentro (¿o performance?) con los medios. Logré atraerla hacia mi cámara y de inmediato se comportó con su inherente coquetería, saludando con un efusivo “¡Hola México!”. Esta atleta desafía el viejo tópico de que una entrevista aburre al televidente por ser un medium close up shot de escaso movimiento, clavado en una persona hablando: ella actúa, ella gesticula, ella juega con su voz, ella seduce, es ella…, y eso llena la pantalla.

 

– Yelena, ¿es fácil disfrutar un tercer lugar después de haber recibido tantos Oros y tantos records?

 

– Bueno, no está mal recibir algo diferente: ¡Bronce! Siempre ha sido oro y oro y oro, así que a veces está bien tener un cambio. En realidad, estoy contenta con mi bronce, para mí es como haber ganado oro. Tú sabes que he pasado por muchas dificultades en estos últimos tres años, desde que terminó Beijing hasta ahora. Estaba completamente destruida, física y técnicamente todo estaba mal. Y ahora estoy muy contenta por haber salido adelante de todas las adversidades junto con mi entrenador. Ganamos esta medalla juntos. Para nosotros es una victoria.

 

– ¿Me podrías describir esta noche? ¿Cómo fue la competencia?

 

– La competencia fue difícil. El clima fue muy lluvioso y tuvimos mucho viento de frente. Para nosotros los plusmarquistas eso sí que es muy difícil (AHÍ FRENA SU DISCURSO Y MUESTRA LA FORMA EN LA QUE LA MOVÍA EL VIENTO, CÓMO SE LE IBA LA PÉRTIGA, CÓMO LE AFECTABA, ACOMPAÑANDO TODO CON CARCAJADAS). Es duro porque cuando quieres hacer un plan y tienes viento en contra, ¡no lo puedes hacer! Esta noche era algo así como ¡Dios mío! ¡Cuánto aire! Yo sé que con un clima tan complicado, si hubiera ganado hoy, hubiera sido mi oro más suertudo, no el más meritorio. El día de hoy fue un poco diferente a lo acostumbrado.

 

– No sé por qué, pero creo que te veré en Río 2016… ¿Crees que pase?

 

– Entonces déjame memorizar tu rostro (HACE CON SUS MANOS UN ENCUADRE Y LO ACERCA A CINCO CENTÍMETROS DE MI CARA, AL TIEMPO QUE CIERRA UN OJO COMO SI ME EFECTUARA UNA FOTO).

 

– No sé, pero yo creo que ahí estarás…

 

– ¿Tú crees que yo gane oro allá? ¡Dímelo ahora mismo! Déjame ver cuántos testigos tenemos…

 

– Te digo que sí.

 

– ¿Tú crees que sí? ¿Oro en Río de Janeiro? Perfecto, ¡tenemos un pacto entonces! (Y ME ESTRECHA SOLEMNEMENTE LA MANO).

 

Dos años y medio después, luego de haberse retirado para tener a su primera hija, Yelena Isinbayeva ha anunciado su regreso. El oro carioca, del que hablamos en Londres aquella noche de lluvia en la que parecía que su andar olímpico había terminado, es su nueva obsesión. El bromista pacto que hicimos, va camino a ser cumplido. De lo que no estoy tan seguro es de que se acuerde, como también prometió, de mi cara; sin duda, lo menos importante si la podemos disfrutar en otros Olímpicos.

 

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